CUANDO SE AMA DE VERDAD
CAPÍTULOS 11 Y 12: EL DESENLACE
SANTANDER,
ESPAÑA
DEPARTAMENTO DE SILVIA
Nuestra protagonista se encuentra
hablando por teléfono con Andrés, quién está en el hospital Anderson, en
Houston. Desde los pasillos del centro sanitario, Andrés le cuenta a su novia
las malas noticias.
Andrés:
La enfermedad ha vuelto a aparecer, mi amor… (Preocupado)
Silvia: ¿En
serio? No puede ser… otra vez no, pobre mujer… ¿Qué piensan hacer ahora? ¿Qué te
han dicho los médicos?
Andrés: Seguir luchando y no perder las
esperanzas… No nos queda de otra.
Silvia: Cuanto lo siento, cariño… Te
echo tanto de menos… Pensé que esta revisión sería como las demás. Parecía que
todo estaba tan bien con tu mamá… (Triste)
Andrés: Lo sé, pero así es la
vida, siempre le toca a las personas buenas, a quien menos se lo merece. Estoy
muy angustiado, no puedo comer, no puedo dormir… No me siento
bien.
Silvia: Ojala pudiera estar en Estados Unidos contigo pero no
puedo…
Andrés: No pasa nada, yo lo entiendo, tienes que trabajar, cuidar
de Diego, no te preocupes. Mi hermana y mi cuñado vendrán la próxima semana para
pasar unos días con nosotros.
Silvia: ¿Cuánto tiempo va a estar tu mamá
en tratamiento esta vez?
Andrés: No lo sé seguro, lo más probable es que
sean al menos tres meses. Tengo que hablar con el doctor
Stevenson.
Silvia: Llámame con lo que sea mi amor. Te mando muchos besos,
te quiero. (Sonríe aunque triste)
Andrés: Y yo a ti Silvia, te amo. (Con
lágrimas en los ojos)
MANSIÓN GARMENDIA
Doña Irene habla
consigo misma mientras observa una fotografía de su hija, la difunta
Miranda.
Irene:
Espero que todo salga como esperamos, mi vida… estoy segura de que allá donde
estés estas feliz de ver mi venganza cumplida. Hablé con la estúpida de Yesenia
por teléfono. Parece ser que Cecilia volvió a recaer de su enfermedad… (Sonríe
con malicia) Sabía que mi trabajo no iba a ser en vano. Esa maldita familia va a
pagarnos todo el daño que nos ha hecho, mi amor, te lo juro. No voy a descansar
hasta hundirlos. Primero Cecilia, después será Silvia y por último Andrés…
¡Todos morirán! ¡Todos!
CASA DE DON EDUARDO
En el salón de la
vivienda, Silvia, su padre don Eduardo, Jaime y el pequeño Diego, conversan
mientras almuerzan sentados a la mesa.
Silvia:
Así que parece ser que la mamá de Andrés está otra vez igual… Es un calvario lo
que están viviendo, me da mucha pena…
Eduardo: Ojala todo vaya bien y
logren atajarlo. Intentaré hablar con Andrés por teléfono esta tarde para
preguntarle por Cecilia.
Jaime: Pobre señora… la verdad no la conozco
pero me da mucha lástima que tengan que vivir algo así. Yo que quería conocer a
Andrés…
Diego: Cuando venga le conocerás papá, es genial. Es mi mejor
amigo.
Jaime: ¿Qué tan mejor amigo ah? (Celoso, aunque en
bromas)
Diego: Pero tú eres mi papá, no te enojes, tontorrón, a ti te
quiero más. (Sonríe tierno)
Silvia: Jaime, lo que más deseo es que Andrés
y tú se lleven bien. Si no es por mí, hazlo por Diego ¿Sí?
Eduardo:
Andrés es un buen muchacho Jaime, él ama a mi hija.
Jaime: Yo también
estoy con alguien, siento no haberles contado antes pero… el caso es que no
encontraba el momento para decíroslo.
Silvia: ¿Estás saliendo con una
chica? Qué buena noticia, me alegro mucho por ti, Jaime.
Diego: ¿Y cómo
se llama tu novia papá?
Jaime: Merche… (Sonríe)
Silvia: ¿Qué?
(Sorprendida) ¿De veras estás con Merche? No me lo puedo creer, jajaja. ¿Desde
cuando? No me había dicho nada.
Jaime: Ya sabes como es ella de discreta,
no se atrevía porque tenía miedo a tu reacción aunque ya veo que lo has tomado a
bien.
Silvia: ¿Y por qué me iba a parecer mal? Ay Jaime, no sabes cuanto
me alegro por vosotros. Merche es mi mejor amiga, casi una hermana…
Jaime: Bueno el caso que empezamos a salir como buenos amigos y… con el
tiempo se dio. (Sonríe)
Eduardo: Me parece perfecto que comiences a
rehacer tu vida Jaime, es lo mejor para los dos.
Diego: ¿Pero a qué van a
seguir siendo mis papás?
Jaime: Claro, hijo, eso no cambia, ni cambiará.
Silvia: Te deseo lo mejor Jaime, de verdad. (Sonríe)
Jaime: Lo
mismo digo, Merche me hizo ver que existe el amor y que no debía aferrarme a
algo imposible. Yo te quiero Silvia, y te voy a querer siempre, eres la mamá de
mi hijo.
Silvia: Y tú el padre de Diego. Sólo espero que Merche y tú
sean muy felices, tanto como Andrés y yo.
Diego: ¡Oye papi! ¿Y si te
casas con Merche ella será mi madrastra?
Silvia: No le digas así, mi
amor, que suena muy feo.
Jaime: Jajaja. ¿Tan fea la ves para verla de
madrastra de cuento?
Diego: ¡Que va! ¡Es super guapa!
(Sonríe)
Jaime: ¿Y entonces?
Diego: Bueno pues al final voy a
tener dos papás y dos mamás. Anda que no voy a presumir en el cole ni
nada…
Todos: Jajajajaja.
En ese momento tocan al timbre, don
Eduardo acude a abrir.
Eduardo: Voy a ver, ¿Quién será a estas horas?
Silvia: ¿Esperabas a alguien papá?
Eduardo: No, por eso te
digo…
Don Eduardo abre la puerta y…
Policía: Buenas tardes, le
tengo noticias sobre el caso de Vanessa Garmendia.
Eduardo: ¿Qué ocurre
agente? ¿Después de tantos meses al final dieron con el culpable de su
muerte?
Policía: Así es… el asesino confesó toda la verdad ayer en
comisaría.
Silvia: ¿Cómo que confesó todo? ¿Quién es? ¿Por qué habló
ahora después de tanto tiempo?
Policía: El autor de la muerte de Vanessa
Garmendia es… Luis Gómez, su ahijado, señor Méndez.
Eduardo: ¿Quéee?
¿Pero que dice? ¿Luis?
Silvia: No, eso no puede ser… Luis estaba
enamorado de ella, ¿Cómo iba a matarla?
Policía: Luis Gómez confesó el
crimen, la conciencia no le dejaba vivir tranquilo. Al parecer discutió con la
fallecida el día anterior. Por lo visto Vanessa Garmendia no quería seguir con
él, la joven le amenazó con dejar su relación ya que pretendía seguir con usted.
No quería divorciarse.
Eduardo: Seguramente por el dinero…
claro.
Silvia: Obvio.
Policía: Así es, Luis declaró que su amante
le dijo que iba a intentar arreglar su matrimonio y que lo de ellos se había
terminado. Luis enfureció y planeó matar a Eduardo con una trampa en el
invernadero. Pero por error le salió mal y la víctima resultó ser
Vanessa.
Silvia: ¿Pero cómo pudo ser tan cínico? El mismo me recriminó en
comisaría cuando detuvieron a mi padre, acusándole de asesino.
Eduardo:
¡Y al final resultó que el asesino era él! Quería matarme a mí…
En ese
momento Jaime se acerca tras de Silvia y Eduardo e interrumpe la
conversación.
Jaime: Parece increíble, jamás lo hubiera imaginado de
Luis.
Silvia: ¿No has vuelto a verle en todo este tiempo,
Jaime?
Jaime: No, me dijo que se iba a vivir a Madrid, ni siquiera sabía
que estaba en Santander.
Eduardo: Dios mío, todavía no puedo creerlo.
Vanessa me engañaba con mi ahijado y murió a manos de su propio amante por
equivocación. Es increíble.
UN MÉS MÁS TARDE…
HOUSTON, ESTADOS
UNIDOS
CLÍNICA ANDERSON
En una de las habitaciones del prestigioso
hospital, doña Cecilia y Silvia hablan por teléfono. La joven se encuentra en su
casa de España, en su dormitorio.
Cecilia:
Así vamos hija, poco a poco… paciencia, qué le vamos a hacer.
Silvia:
Espero lo esté llevando bien señora. Siempre la tengo en mis
pensamientos.
Cecilia: No te preocupes cariño. Andrés está siempre
conmigo y aunque te echa mucho de menos, no me deja sola un
momento.
Silvia: Me hubiera gustado hablar con él un poco.
Cecilia: Fue a descansar al hotel. Le obligué yo. Se encuentra muy
deprimido hija, no le veo nada bien.
Silvia: ¿Qué pasa Cecilia? Por
favor, dígame la verdad.
Cecilia: Andrés está pasándolo muy mal, mi niña.
Por eso te pido que no le dejes sólo, habla con él, no sé, ojala pudieras estar
a su lado en estos momentos. Siento ser un impedimento entre vosotros con
esto…
Silvia: No diga eso, por favor… (Triste)
Cecilia: Cuando mi
hijo parecía que estaba tan feliz contigo y ahora nos viene esto de nuevo…
Diosito qué he hecho para merecer esto, hija.
Silvia: No llore, no esté
triste, verá como todo va a ir bien.
Cecilia: Quiero pedirte algo, pero
prométeme que no le dirás nada de esto a Andrés. Por favor, confío en
ti.
Silvia: Dígame, lo que sea, le doy mi palabra.
Cecilia: Sé
que me voy a morir Silvia…
Silvia: No diga eso por Dios… usted se va a
poner bien.
Cecilia: No cariño, sé que no me queda mucho tiempo. Ayer vi
a Andrés hablando con el médico y le noté muy preocupado. El doctor movía la
cabeza… Estoy muy asustada.
Silvia: Cecilia… (Se le saltan las
lágrimas)
Cecilia: Me voy a morir Silvia, pero antes quiero que sepas que
me alegro de haberte conocido y de que formes parte de la vida de Andrés. No
pudo encontrar una chica mejor que tú.
Silvia: Gracias…
(Llorando)
Cecilia: Te pareces mucho a tu mamá. (Sonríe)
Silvia:
¿En serio? (Sonríe con lágrimas en los ojos)
Cecilia: Sí, Laura era igual
que tú, muy guapa, muy buena persona, muy dulce… Estoy segura que Irene hizo
algo en su contra… pero no podremos demostrarlo nunca.
Silvia: Siempre lo
he pensado y sé que jamás podré probarlo.
Cecilia: Cuando supe que eras
hija de Laura, no me lo podía creer. Andrés me contó todo hace poco.
Silvia: Sí, yo le conté todo sobre mi pasado poco antes de que se
marcharan a Estados Unidos. Nunca imaginé que mi mamá y usted fueran tan buenas
amigas.
Cecilia: Silvia, hija, escúchame lo que te voy a
decir.
Silvia: No siga, por favor… Usted se va a curar, yo lo verá. Debe
tener fé en Dios.
Cecilia: Si los médicos no me curan, Dios no lo va a
hacer…
Silvia: Cecilia… (Triste)
Cecilia: Escúchame, por favor
Silvia. Si muero, cuida mucho de mi hijo. El es un chico muy tierno, muy bueno…
Está muy unido a mí y sé que si yo falto lo va pasar muy mal. Por eso te pido
que no le dejes sólo.
Silvia: No me diga eso… (Llorando)
Cecilia:
Si me voy, prométeme que siempre vas a estar con él. Amándole, cuidándole,
enseñándole a seguir adelante. Prométemelo, Silvia, por favor…
(Llorando)
Silvia: Se lo prometo… (Deshecha en un mar de
lágrimas)
AEROPUERTO DE SANTANDER
En el área de salidas del
aeropuerto de la ciudad, Yesenia y su novio Roberto se despiden de Carlos, el
mejor amigo de Andrés, quién las ha llevado al aeropuerto en su coche. La pareja
se dispone a tomar un vuelo a Madrid y de allí a Houston.
Yesenia:
Cuídate mucho Carlos, esperamos volver con buenas noticias.
Roberto: Te
mantendremos informado. No te preocupes.
Carlos: Denle un fuerte abrazo a
Andrés de mi parte, por favor. Estamos en contacto.
Yesenia: No estés
triste Carlos, verás como todo va a ir bien.
Carlos: Andrés es mi mejor
amigo, es como un hermano para mí. Y me duele por lo que está
pasando.
Roberto: ¿No quieres venir con nosotros?
Carlos: No
puedo, tengo mucho trabajo y además mi novia llega mañana de
Bilbao.
Yesenia: ¿Estás con una chica? No sabía nada,
jejeje.
Roberto: ¿Cómo se llama? A ver si no las presentas un
día.
Carlos: Se llama Natalia. (Sonríe) Es vasca, apenas llevamos un par
de meses pero con la distancia… pues…
Yesenia: No te preocupes, verás
como con el tiempo al final viven juntos sea aquí o en Bilbao.
Carlos:
Bueno, ya me voy. Qué tengan buen viaje. Díganle a Cecilia que le deseo mucha
suerte y que todo salga bien.
Roberto: No te preocupes. Cuídate Carlos.
Hasta pronto.
Mientras Roberto y Yesenia cruzan los controles de acceso a
las puertas de embarque, Carlos les mira entre la multitud de personas que a esa
hora abarrotan el aeropuerto.
MANSIÓN GARMENDIA
La policía
llega a casa de doña Irene con una orden judicial. La villana abre la puerta y
se encuentra con tres agentes de policía.
Policía1:
¿Irene Blasco de Garmendia?
Irene: Sí agente, soy yo. ¿Ocurre algo? ¿Qué
desean?
Policía2: Queda usted arrestada por el asesinato de Faustina
Arranz. (Le ponen las esposas)
Irene: ¿Qué? ¿Qué está diciendo? Esto
tiene que ser una broma… ¡Yo no he hecho nada! ¡Soy inocente de lo que me acusa!
¡Esto es un atropello! (Furiosa)
Policía1: Tiene derecho a permanecer en
silencio, todo lo que diga podrá ser utilizado en su contra ante un tribunal,
tiene derecho a un abogado...
El agente continúa informando a la villana
de sus derechos como detenida y los otros dos policías se la llevan al coche
patrulla.
MESES DESPUÉS
HOUSTON, ESTADOS UNIDOS
CLÍNICA
ANDERSON
En los pasillos, Andrés, Silvia, Roberto y Yesenia charlan
acerca de doña Cecilia. La joven Silvia ha viajado a Houston debido a que su
suegra ha recaído y se encuentra muy grave. El cáncer ha ido avanzando durante
estos meses y son pocas las esperanzas, a pesar de que la familia intenta
mantenerlas hasta el último momento.
Silvia:
Andrés no llores, por favor… (Abrazándolo)
Andrés: Mi mamá está cada vez
peor, Silvia. Cada día que pasa está más delgada. No veo la luz al final del
túnel con esto. Ya no puedo más… (Llorando)
Yesenia: Andrés…
(Llorando)
Roberto: Debéis ser fuertes, no podéis derrumbaros ahora.
(Abrazando a Yesenia)
Andrés: ¿Cómo está Diego, Silvia? ¿Qué tal
está?
Silvia: Diego está bien, se quedará unos días con Jaime hasta que
yo vuelva a España.
Andrés: ¿Y tú padre? ¿Qué tal don
Eduardo?
Silvia: Tiene mucho trabajo en el hospital allá en Santander,
por eso no ha podido acompañarme.
Andrés: Bueno… no pasa nada…
entiendo.
Silvia: Deberíamos ir al hotel, estás muy cansado la noche
anterior no pudiste dormir nada.
Andrés: No puedo mi amor… no soy capaz
de pegar ojo con todo esto.
Yesenia: Pero así no puedes estar, tienes que
mantener la calma. No sé, intenta tomar algo para dormir.
Roberto:
Claro, algo que te relaje y te ayude a descansar unas horas al
menos.
Andrés: Estoy muy preocupado por mamá. El doctor Stevenson me dijo
ayer que lo ve muy negro. No sé que vamos a hacer… (Con lágrimas en los
ojos)
Silvia: Andrés, mi amor… (Abrazándole, rompe a llorar)
Justo
en ese instante el doctor Edward Stevenson se acerca para hablar con
ellos.
Doctor: Andrés, Yesenia… pasen conmigo a mi consulta, tengo que
hablar con ustedes, es importante.
Roberto: Silvia y yo les esperamos
acá, no se preocupen.
Mientras Andrés y su hermana entran a la consulta
del doctor Stevenson, Silvia y Roberto se quedan charlando acerca de Cecilia y
sus respectivas parejas. Dentro de la consulta, el médico se sienta a su
escritorio, Andrés y Yesenia hacen lo propio al otro lado, frente a
él.
Doctor: Voy a ser muy sincero con vosotros chicos, sé que lo que os
voy a decir es dificil… (Tragando saliva)
Yesenia: ¿Qué pasa doctor?
¿Cómo ve a mi mamá?
Doctor: Cecilia está muy mal, Yesenia. Esta mañana la
he visto muy mal. Llevamos un mes con el catéter y ha perdido mucho peso, está
muy débil, apenas puede hablar… La quimio no ha resultado como esperábamos. El
sistema digestivo no está respondiendo, el intestino se ha parado y el tumor
está invadiendo el hígado.
Andrés: No puede ser… (Con lágrimas en los
ojos)
Yesenia: Dios mío… (Llorando)
Doctor: Lamentablemente ya no
podemos operar nuevamente, el cáncer ha avanzado más rápido de lo que
esperábamos y no podemos abrir así. Lo siento.
Andrés: Pero tiene que
haber alguna alternativa, doctor Stevenson, no sé, estamos dispuestos a pagar lo
que sea necesario. Incluso he pensado en vender la empresa que tenemos en España
para…
Doctor: No es cuestión de dinero Andrés, lo que quiero deciros es
que tu madre… (Silencio) Es muy difícil para mí tener que ser tan realista en
esto pero es mi obligación como médico.
Yesenia: ¿Qué van a hacer
entonces? ¿Le van a poner una nueva quimio? ¿Qué…?
Doctor: Vamos a
retirarle el suero, la medicación y el catéter… En una hora voy a pasar por su
habitación y la vamos a sedar… (Con gesto muy serio)
Andrés: No… no
entiendo…
Yesenia: Ay Andrés… (Entendiendo al doctor, la joven llora
deshecha y tiene que salir de la consulta rota de dolor)
Andrés:
¡Yesenia! ¿Dónde vas? ¡Yesenia!
Doctor: Tranquilo, déjala, no te
preocupes. Es normal su reacción.
Andrés: ¿Cómo así que van a quitarle la
medicación? ¿Por qué la van a sedar? ¿Eso qué quiere decir? (Preocupado y
angustiado)
Doctor: Que se va a morir…
Escuchamos música
incidental. Andrés no puede reaccionar, es incapaz de hablar. El doctor
Stevenson le mira en silencio mientras el chico con lágrimas en los ojos se
queda petrificado en la silla.
HORAS MÁS TARDE…
En la habitación
donde está ingresada doña Cecilia, la madre de Andrés, visiblemente más delgada
y desmejorada, con un pañuelo en la cabeza, pálida y muy débil, se encuentra en
la cama mirando a su familia, todos la observan sin decir nada. Yesenia trata de
ser fuerte ayudada por su novio, Roberto. Silvia sale fuera de la habitación
llorando para que su suegra no se dé cuenta de la realidad. Andrés tampoco es
capaz de mirar a su madre a los ojos y pierde su mirada en la ventana hacia los
jardines del hospital.
Yesenia:
Mamá te van a poner una medicación muy fuerte y para eso te tienen que dormir,
pero sólo va a ser una hora, no te preocupes.
Roberto: Eso es… (Sonríe)
Todo va a ir bien, ya lo verá. (Miente)
Cecilia: ¿Me voy a morir, verdad?
Yesenia: No digas eso mamá… (Conteniendo el llanto)
Cecilia: No
me mientan, lo noto en tus ojos, hija. Andrés, mírame cariño. Por
favor…
En ese momento Andrés se da la vuelta y mira a su madre, con
lágrimas en los ojos, sin poder hablar. El chico es incapaz de mentirle a su
madre y prefiere permanecer en silencio.
Cecilia: Sé que esto se acaba…
pero no se preocupen, sólo quiero que sean felices.
Andrés: Mamá…
(Llorando deshecho, roto de dolor)
Cecilia: Roberto, cuida mucho de mi
niña… (Con los ojos vidriosos)
Roberto: Por favor Cecilia… (Se le saltan
las lágrimas)
Tras la puerta, Silvia escucha toda la conversación y rompe
a llorar en el pasillo. La joven llora destrozada recordando a su madre, quién
falleció en un accidente de coche años atrás.
Cecilia: Andrés, hijo…
Acércate…
Andrés: Mamá… (Llorando)
Cecilia: No llores mi amor… no
quiero verte triste. (Tomándole de la mano)
Andrés: No me dejes… por
favor… (Llorando desconsolado) No te vayas… (Apretando fuerte su
mano)
Cecilia: Los quiero hijos. Son lo mejor que me dejó su padre, y
siempre estarán aquí (Tocándose el corazón) dentro de mí. (Triste)
En ese
momento, una enfermera entra en la habitación con la sedación.
Enfermera: Buenos días… (Seria) Bueno, acá traigo su medicación de hoy,
Cecilia…
Cecilia: Gracias Jennifer…
El sedante comienza a correr
por el suero hasta llegar a la vena en el brazo derecho de doña Cecilia. El
fármaco poco a poco comienza a hacer su efecto.
Cecilia: No me olvidéis…
(Con la mirada triste…) Adios…
Doña Cecilia se despide de todos con la
mano, haciendo el gesto típico del adiós. Andrés rompe a llorar, Yesenia se
abraza a Roberto rota de dolor. En ese instante Silvia entra y acompaña a Andrés
en el preciso instante en que Cecilia cierra los ojos. La joven y Andrés se
abrazan entre lágrimas.
Voz en off: “En memoria de todas las víctimas de
cáncer”
Escuchamos música…
María José – Cuando se
ama
Porque cuando se ama de verdad
No importa la distancia, edad o la
clase social
Lo único importante es besarse con sinceridad
Contigo es tan
fácil la fidelidad
Cuando se ama de verdad, lo que digan los demás no importa
nada
Recuerda que el corazón, como en nuestra habitación
Solamente el amor
manda…
FIN
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