CUANDO SE AMA DE VERDAD
CAPÍTULO 4: EL PASADO ES PRESENTE
CASA DE
DON EDUARDO Y VANESSA
El padre de Silvia, con una pistola en mano, sale
de su dormitorio en busca de Luis, el amante de su esposa. Don Eduardo encontró
a Vanessa con su amante en la cama en el capítulo anterior. En el salón, Eduardo
logra alcanzar a Luis y le pega un tiro, pero el disparo resulta fallido y don
Eduardo le da por error a un jarrón. La pieza se hace añicos.
Luis:
¡Por favor no me mate! ¡No! (Asustado)
Eduardo: Desgraciado… Te conozco
desde que eras un niño… soy amigo de tu padre… fui tu padrino de bautismo y eres
capaz de hacerme esto… ¡Eres un traidor! (Pegando otro disparo a la puerta, Luis
consigue esquivarlo)
En ese instante aparece Vanessa, aún con la sábana
enrollada al cuerpo, muy nerviosa y asustada.
Vanessa: Mi amor, por
favor, baja la pistola. No le hagas daño a Luis, por favor.
(Preocupada)
Eduardo: Tú te callas, desgraciada. Eres una cualquiera…
(Apuntando a Luis) Son un par de traidores… Mi propia esposa acostándose con mi
ahijado, no puedo creerlo.
Vanessa: Te juro que pensaba contarte la
verdad, yo…
Eduardo: ¡Que te calles de una maldita vez! (Furioso) Eres
una zorra, nunca me imaginé que fueras capaz de hacerme algo así. Desvergonzada.
Luis: Padrino, por favor, escúcheme… Vanessa y yo sí, sí estamos juntos
pero no es como se piensa. Yo la amo…
Eduardo: Ya se ve… la amas tanto
que bien te las estabas… ¡Eres un miserable! (Apuntándole)
Vanessa:
Eduardo por Dios… no cometas una locura. Déjale marchar, mátame a mi si quieres
pero no le hagas nada a Luis. (Preocupada)
Eduardo: Eso es lo que tú
quisieras, para seguir revolcándote con este… con este imbécil.
Vanessa:
Le quiero. (Rompe a llorar)
Luis: ¿Qué? (Sorprendido pensando que ella
solo le utilizaba para el sexo)
Vanessa: Así es, yo te amo Luis, te amo…
(Llorando)
Eduardo: ¡Ya basta de tanto melodrama! Te amo, te amo… Tú
ahora te largas de mi casa Vanessa porque no te quiero volver a ver. Y ni se te
ocurra pedirme perdón porque mañana mismo voy a iniciar los trámites de
divorcio.
Vanessa: Pero Eduardo… cariño…
Eduardo: ¡Pero nada! ¡Y
cállate! Que me tienes harto. ¡Y tú! (Mirando a Luis) No vuelvas a dirigirme la
palabra en lo que te quede de vida. ¿Está claro? ¡Fuera!
El joven sale
de la casa como alma que lleva el diablo, asustado y preocupado por la
situación. Vanessa sube por las escaleras para vestirse y recoger sus cosas. En
el salón, don Eduardo deja la pistola en la mesilla y se sienta en una de las
butacas, aún nervioso y dolido.
AL DÍA
SIGUIENTE
DEPARTAMENTO DE SILVIA
Nuestra protagonista llora echada
en la cama, en su dormitorio. La joven no puede contener el llanto pensando en
su hijo, el pequeño Diego. En ese momento suena su teléfono móvil. Silvia toma
la llamada. Es Andrés desde la empresa “San Martín Garmendia”, el estudio de
arquitectura donde trabaja.
Silvia:
¿Sí? (Limpiándose las lágrimas)
Andrés: Silvia, soy yo,
Andrés.
Silvia: Andrés… (Sonríe)
Andrés: Disculpa que te moleste a
esta hora, imagino estás trabajando… lo siento.
Silvia: No, estoy en mi
casa, hoy tengo guardia nocturna. No te esperaba… ¿Cómo estas?
Andrés: La
verdad, mal, Silvia. Mi madre no está respondiendo bien al
tratamiento.
Silvia: Lo siento… Ojala mejore, te lo deseo de
corazón.
Andrés: ¿Y tu hijo? ¿Se sabe algo de Diego? ¿Saben al final
donde se fue Jaime?
Silvia: No, todavía nada. Estoy muy angustiada… Ahora
cuando me llamaste estaba llorando, no he podido dormir en toda la
noche.
Andrés: Yo tampoco descanso bien… llevo días preocupado por lo de
mi mamá. Estamos todos que no sabes…
Silvia: Lo imagino, tiene que ser
muy duro.
Andrés: Te llamo porque… porque…
Silvia: ¿Sí Andrés?
¿Qué pasa?
Andrés: Necesito una amiga con quien hablar…
(Emocionado)
Escuchamos música, la joven se queda en silencio sin saber
como reaccionar.
María José – Cuando se ama
Yo a ti te amo de
verdad, lo que digan los demás no importa nada
Recuerda que en corazón, como
en nuestra habitación, solamente el amor manda…
MANSIÓN SAN
MARTÍN
En la cocina, doña Cecilia prepara la comida. Nunca ha tenido
empleadas de servicio y prefiere hacer las tareas de la casa para estar
entretenida ya que nunca tuvo un trabajo fuera. La madre de Andrés, ataviada con
un pañuelo a la cabeza, pica cebolla en una tabla, pero en ese momento a su
mente llegan recuerdos del pasado, vagos recuerdos pero muy importantes en su
vida…
FLASH-BACK
30
años atrás, en esa misma cocina, Cecilia conversa con una mujer de su edad, su
mejor amiga por aquel entonces.
Laura: No puedo Cecilia, no
puedo…
Cecilia: Pero si amas a ese hombre y él te ama a ti, deben luchar
por ese amor.
Laura: No es tan fácil, amiga. Él es
casado.
Cecilia: ¿Casado? ¿Estás enamorada de un hombre casado? ¿Pero te
has vuelto loca Laura?
Laura: Sé que lo que estoy haciendo no está bien
pero… no puedo dejarle, no quiero.
Cecilia: No puede ser… ¿Y quien es?
¿Le conozco?
Laura: Claro que le conoces… Es tu socio en el estudio,
Alberto Garmendia.
Cecilia: ¿Quéee? ¿Eres amante de Alberto?, no puedo
creer lo que me estás contando. ¿Pero tú sabes en qué lío te puedes meter si su
esposa se entera?
Laura: Lo sé… y tengo miedo… mucho
miedo…
Cecilia: Debes dejar esa relación, si IRENE se entera es capaz de
cualquier cosa.
Laura: Estoy embarazada, amiga. Estoy esperando un hijo
de Alberto.
Cecilia: No puede ser cierto… ¿En serio? Ay Dios mío, esto es
mucho más grave de lo que yo me imaginaba.
Laura: ¿Qué hago Cecilia, qué
hago?
Cecilia: Vete, deja la empresa… olvídate de Alberto. Si Irene
descubre la verdad no te la vas a acabar… Créeme, esa mujer no me gusta nada. Mi
marido dice que no es de fiar.
FIN DE FLASH-BACK, volvemos al tiempo
actual.
Cecilia: ¿Diosito que habrá sido de ese bebé…? ¿Y de Laura?
ESTUDIO DE ARQUITECTURA “SAN MARTIN-GARMENDIA”
En su
despacho, ante unos planos de construcción, Andrés conversa por teléfono con
Silvia quien está en su apartamento, en el dormitorio.
Andrés:
Necesitaba hablar contigo. Quería pedirte perdón por lo que pasó el otro día con
mi novia en el hospital.
Silvia: No te preocupes, todo olvidado, no debí
abrazarte, lo siento. Soy una tonta.
Andrés: No digas eso, es más, lo
necesitabas. Estás mal por lo de Diego, es normal.
Silvia: Ya pero por
mi culpa te hice quedar mal con Miranda, yo… (Avergonzada)
Andrés:
Olvídate de Miranda, por favor.
Silvia: Está bien pero creo que no es
buena idea que nos volvamos a ver. Perdóname pero es que…
Andrés: Por
favor… sólo a tomar un café. ¿Sí? Necesito hablar contigo, necesito que mi amiga
me escuche, que… (Triste)
Silvia: Está bien Andrés, dime lugar y hora y
nos vemos. ¿Vale? (Sonríe aún con lágrimas en los ojos)
Andrés: Gracias,
de verdad, no se cómo agradecértelo. Llevo días muy mal, sin dormir, sin apenas
comer… Me hace bien hablar contigo.
Silvia: ¿De verdad?
Andrés:
Sí, desde que te conocí aquella vez en el hospital me dí cuenta de que eres muy
especial. Eres mi mejor amiga.
Silvia: Gracias, tú también.
Andrés: Entonces… ¿Amigos?
Silvia: Claro que sí. (Sonríe
dulce)
Andrés: A ver, ahora te digo dónde podemos quedar… apunta… te voy
a dejar mi dirección también ya que estamos.
RESTAURANTE “LA
VIOLETTE”
En un restaurante del centro de la ciudad, Yesenia conversa con
su novio Roberto mientras almuerzan sentados a una de las mesas.
Roberto:
¿Qué tal va tu mamá? ¿Cómo sigue?
Yesenia: Mal mi amor… la quimio no le
funciona como el doctor esperaba. Le pusieron otra mejor pero… no sé. Andrés
está pensando en llevarla a Houston.
Roberto: ¿En serio? ¿Pero y con qué
dinero? Eso cuesta mucho, sólo los famosos lo pueden hacer.
Yesenia: Lo
sé… pero Andrés no pierde esperanzas, dice que hay que intentarlo si aquí no dan
con la cura.
Roberto: Ufff… ójala todo se arregle pronto, mi
amor.
Yesenia: Por ahora no nos vamos a poder mudar al apartamento como
te dije.
Roberto: Entiendo, tu mamá te necesita a su lado, es normal. No
te preocupes.
CENTRO COMERCIAL “BAHÍA DE SANTANDER”
En un
famoso centro comercial de la capital, Miranda y su madre doña Irene pasean
mirando escaparates, ambas muy elegantemente vestidas y enjoyadas, entre la
multitud de personas que a esa hora abarrotan el lugar.
Miranda:
Así es mamá.
Irene: Perfecto, con suerte y quedes embarazada. Con eso no
se puede negar a casarse.
Miranda: ¿Y si no estoy embarazada?
Irene: Sigue haciendo el amor con él, no te preocupes. Seguro en una de
esas...
Miranda: Está bien… Cambiando de tema, Vanessa me llamó esta
mañana.
Irene: ¿Qué quería esa alocada? Seguro contarte chismes de sus
amoríos con el tal Luis ese.
Miranda: No… mucho peor. Eduardo la pilló en
la cama con él.
Irene: ¿Quéee? Esa mujer es tonta… en serio. ¿Cómo pudo
ser tan estúpida?
Miranda: Eso le dije, yo nunca aprobé que le hiciera
eso a su marido pero bueno… allá ella.
Irene: Ahora vendrá a casa a
llorarnos sus penas y de arrimada… ya la estoy viendo. Una cosa te digo, a ti ni
se te ocurra buscarte un amante, ¿Eh? No vayas a fastidiarlo todo. Tú fiel a
Andrés de por vida.
Miranda: Y lo soy, yo le amo mamá, le
amo.
Irene: Lo sé pero no tienes el temple para dominarlo. Eres débil, te
pareces a tu padre. Alberto era un blando, un pusilánime, un
llorón.
Miranda: No me gusta que hables así de él.
Irene: Eso es
lo que era, gracias a mi fue un hombre exitoso y de prestigio en esta ciudad.
Gracias a mí.
Miranda: Andrés tiene mucho carácter mamá, parece mentira
que no le conozcas ya.
Irene: Eso no tiene que ver, tú debes ponerle en
su lugar cuando corresponda. En la cama que mande él, obvio, pero fuera de ella
tú tienes que darte tu puesto. ¿Hiciste lo que te dije?
Miranda: Sí…
(Avergonzada)
Irene: ¿A que no fue tan difícil? (Sonríe)
Miranda:
No pero… no sé, le noté tan distinto a otras veces…
Irene: ¿A qué te
refieres? No entiendo.
Miranda: Andrés es muy tierno cuando hacemos el
amor aunque es muy fogoso y pasional pero ayer… no sé… le noté raro, como más
rudo.
Irene: Eso es bueno…
Miranda: Sí otras veces me dice que me
ama, que me desea… me abraza… y ayer nada de eso.
Irene: Bueno no le des
importancia, los hombres son tan básicos… ni caso.
Miranda: ¿Y si se
enamoró de la otra? ¿Y si ya no me ama? (Preocupada)
CAFETERÍA
“LA PERLA DEL CANTÁBRICO”
En la barra del bar, Andrés espera a Silvia
tomándose una cerveza junto a la barra. La joven no tarda en aparecer. Silvia
acude a la “cita” para compartir su tiempo con su mejor amigo.
Silvia:
Hola Andrés (Sonríe dulce)
Andrés: Hola… (Sonríe, se besan en las
mejillas)
Silvia: Siento haber llegado tarde, es que el tráfico está
tremendo a estas horas.
Andrés: No te preocupes. ¿Qué quieres tomar?
Invito yo, ok.
Silvia: Un café con leche mismo.
Andrés: ¡Camarero,
un café con leche para la señorita, por favor!
Silvia: Dijiste que
querías hablar conmigo. La verdad es que yo también lo
necesitaba.
Andrés: ¿Sí?
Silvia: Sí, es que desde lo de mi hijo
estoy muy deprimida, estoy pasándolo muy mal, sin saber dónde está, si está
bien, si está cuidado… sí…
Andrés: Bueno, seguro que tu ex lo está
cuidando bien, no creo que sea tan malo como crees, no sé. Está claro que no
hizo bien con llevárselo así pero es su padre, seguro el niño está
bien.
Silvia: Lo sé… quiero pensar que si pero…
Andrés: No estés
mal, verás como pronto la policía da con ellos, es cuestión de tiempo. Ten
paciencia.
Silvia: Vale… lo intentaré. Bueno pues tú dirás…
El
camarero le sirve el café a la joven, ella bebe un poco de la
taza.
Silvia: Gracias…
Andrés: La quimio no está funcionando con
mi mamá y temo que las cosas sea pongan peor. Estoy pensando en llevarla a
Estados Unidos.
Silvia: ¿De verdad? Bueno pero eso es muy caro y… no sé,
no te garantiza nada tampoco. En esa enfermedad no hay garantías ni siquiera
pagando médicos privados.
Andrés: Lo sé pero algo tengo que hacer,
entiéndeme. Necesitaba hablar contigo porque tú me das paz, me siento muy a
gusto contigo, si te soy sincero, nunca me había pasado esto con nadie
más.
Silvia: (Pensando) Ni a mí…
Ambos se pierden en un cruce de
miradas, escuchamos música.
María José – Cuando se ama
Porque
cuando se ama de verdad, no importa la distancia, edad o la clase social
Lo
único importante es besarse con sinceridad, contigo es tan fácil la
fidelidad….
Andrés: Perdón, yo… (Avergonzado, rehúye la
mirada)
Silvia: Sabes que puedes contar conmigo para lo que
sea.
Andrés: ¿Para lo que sea? Jumm… (Burlándose)
Silvia: ¡Oyeee!
Jajaja ¡Qué malpensado! (Avergonzada) Pero serás descarado…
Andrés: Yo no
dije nada jajaja.
Silvia: Es una broma, además… tú tienes a tu
novia.
Andrés: Sí… (Sonríe)
Silvia: Imagino Miranda y tú son muy
felices. Ella seguro está apoyándote con todo esto de tu mamá.
Andrés: Ni
tanto… no te creas… Las cosas entre nosotros no van muy bien…
Silvia: ¿Y
eso por qué?
Andrés: Te confieso algo… desde la pelea de aquel día
estamos más distanciados… Si no fuera por que… (Recordando el encuentro de la
ducha, arrepentido)
Silvia: ¿Porque qué, Andrés? ¿Qué ibas a
decir?
Andrés: Nada, olvídalo… (Pensando: Miranda está
embarazada)
Silvia: Bueno está bien, si no quieres contarme lo entiendo.
Disculpa por ser tan metida en la vida de los demás.
Andrés: No digas
eso, no lo eres.
Silvia: ¿No estás bien con Miranda? ¿Qué pasa
Andrés?
Andrés: No lo sé… ya llevábamos un tiempo un poco distanciados en
la relación pero en estos últimos días como que… (Pensando: Soy un imbécil, no
debí hacer el amor con Miranda)
Silvia: Pero entonces… ¿por qué siguen
juntos?
Andrés: Miranda va a tener un hijo mío, Silvia.
Silvia:
¿Qué? (Sorprendida)
Andrés: Estoy muy contento con la noticia pero la
verdad es que… no sé.
Silvia: ¿Tú la amas? Dime la verdad.
Andrés:
Sí, claro que la quiero pero…
Silvia: No te he preguntado si la quieres,
dije si la amas, es muy distinto.
Andrés: No sé, estoy hecho un lío. A
veces pienso que sería mejor terminar nuestro noviazgo.
Silvia: ¿Y no
que te ibas a casar con ella? No entiendo nada, de verdad que no. ¿Por qué este
cambio de parecer?
Andrés: Porque… (Mirándola a la boca, sus ojos se
pierden en los labios de Silvia)
Silvia: ¿Qué me miras? ¿Es que tengo
algo? Ay, el café… que boba… (Tocándose los labios)
Andrés: No,
tranquila, no te preocupes… (Avergonzado, mira para otro lado) lo siento, es que
estoy muy distraído. No sé que me pasa… (Pensando: ¿Por qué la miraste a los
labios así? ¿Qué te pasa con esta mujer?)
Silvia: Bueno, dejemos el tema…
En ese momento suena el móvil de Silvia, la chica lo toma de su bolso y
contesta la llamada.
Silvia: ¿Sí? Dígame.
Policía: Señorita
Méndez, tenemos noticias sobre el paradero de su ex.
Silvia: ¿En serio?
¿En dónde está ese patán? ¿Dónde se llevó a mi hijo?
Policía: Están en
Londres.
Silvia: ¿En Londres?
Andrés: ¿Qué ocurre Silvia? ¿Ya les
encontraron?
Silvia: Parece que sí, espera…
Policía: Logramos
localizar a Jaime Lagasca gracias a la Interpol. Su ex novio se registró hace
unos días en un hotel de la capital británica. Hemos dado órdenes de detenerle
con el niño.
Silvia: Alabado sea Dios… (Sonríe) Por favor no dude en
llamar para cualquier novedad. Chao y muchas gracias. (Terminando la
llamada)
Andrés: ¿De verdad aparecieron?
Silvia: ¡Sí, por fin!
(Sonríe feliz)
En ese momento ella se abalanza sobre Andrés y le abraza
fuertemente, él se queda extrañado pero responde al abrazo de su amiga. Ella
sonríe contenta en sus brazos. Andrés huele su perfume y ella el de él. Ambos
sienten estremecerse en brazos del otro. Silvia y Andrés se olvidan del tiempo y
de la gente así abrazados.
Justo en el instante en que se separan
lentamente, sus rostros quedan tan cerca, muy cerca, demasiado cerca… Tanto como
para que Andrés y Silvia sientan algo que va más allá de la razón, más allá de
cualquier explicación. Escuchamos música.
María José – Cuando se
ama
Porque cuando se ama de verdad, no importa la distancia, edad o la
clase social
Lo único importante es besarse con sinceridad, contigo es tan
fácil la fidelidad
Yo a ti te amo de verdad, lo que digan los demás no
importa nada
Recuerda que en el corazón como en nuestra habitación, solamente
el amor manda
La tensión sexual aumenta por momentos entre la pareja.
Silvia hace un pequeño amago para intentar besarle. Sus labios se acercan cada
vez más, ambos se dejan llevar… cierran los ojos pero…. Justo cuando la joven
está a punto de besarle, Andrés se retira muy avergonzado.
Silvia:
Perdón, perdón, perdón… ay que pena contigo… yo… (Roja de la
vergüenza)
Andrés: No pasa nada… olvídalo. (Avergonzado)
Silvia:
Creo que mejor me… me voy… ¿Sí? (Muy nerviosa)
Andrés: Vale… cuídate
mucho. Nos vemos en otra ocasión, sí tú quieres, claro. (Sonríe)
Silvia:
Sí, no te preocupes, yo te llamo. Ahora ya tengo tu móvil (Sonríe
dulce)
Andrés: Lo sé… (Sonríe tierno)
La joven se marcha mientras
Andrés la mira en silencio. Silvia abandona la cafetería pero Andrés se queda
pensativo hablando consigo mismo.
Andrés: ¿Qué me pasa con esta chica?
¿Por qué no puedo dejar de pensar en ella, de querer verla, escuchar su voz, de
querer…?
Mientras, en la calle…
Silvia: De querer…. besarle
¡besarle! ¿Silvia, te volviste loca o que te pasa? ¡No! Esto no puede ser…
Andrés es un hombre prohibido para ti, pro-hi-bi-do.
MANSIÓN
GARMENDIA
En el salón, doña Irene, Miranda y Vanessa, conversan sentadas
en el sofá.
Irene:
Imagino te va a pedir el divorcio, claro.
Vanessa: Eduardo me las va a
pagar, si me divorciaré pero le voy a sacar hasta el último euro, se las
juro.
Miranda: Deberías largarte con Luis y hacer tu vida, olvídate de
ese señor.
Vanessa: Yo amo a Luis pero…
Irene: Pero es un muerto
de hambre, un enfermero, un don nadie…
Miranda: Tampoco así…
mamá.
Vanessa: Mi tía Irene tiene razón.
Miranda: De veras prima
no puedo creer que seas capaz de sacrificar tu amor por dinero.
Irene: Tú
estás con Andrés por lo mismo… ¿A poco ya se te olvidó?
Miranda: Eso no
es verdad, yo le quiero, es cierto que cuando empecé a salir con Andrés fue
porque tú me dijiste que nos convenía pero la verdad es que poco a poco me
enamoré de él.
Vanessa: Te entiendo, primis… A mi me pasaría igual con
ese galán…
Miranda: No te burles Vane, yo amo a Andrés pero tengo miedo a
perderlo, últimamente está muy extraño.
Irene: Eso es porque no le das lo
que necesita… un hombre tiene que tener el corazón contento y la bragueta
atendida.
Miranda: No empieces mamá… Yo le quiero y sé que él me quiere
a mí.
Vanessa: Pero no te desea… y si no hay pasión no hay amor. Según me
contaste sobre lo de anoche… me da que hizo el amor contigo porque lo provocaste
tú, no porque él te deseara realmente.
Miranda: Eso pienso yo…
(Triste)
Irene: Ay ya, déjense de bobadas… Tú te vas a casar con Andrés y
punto, esto es sólo una crisis por esa mala mujer.
Vanessa: ¿De que mujer
hablas tía?
Miranda: Una tal Silvia… dice que es amiga de Andrés pero yo
no me fío de esa mosquita muerta. Esas son las peores.
Irene: Esa es una
arribista pero como me entere yo que sigue buscando a Andrés la voy a hundir, no
sabe con quién se está metiendo esa regalada. No lo sabe. Voy a averiguar sobre
la fulana Silvia esa, ya van a ver.
DEPARTAMENTO DE SILVIA
En
su casa, en la cocina, la enfermera habla por teléfono nuevamente con la
policía.
Silvia:
¿Entonces ya le cogieron? Qué bueno, por fin…
Policía: Sí señorita, Jaime
Lagasca está detenido en una comisaría de Londres. En unos días será extraditado
a España.
Silvia: Ay que alegría… qué bueno, agente, gracias, muchas
gracias. (Colgando)
Eduardo: ¿Qué te dijeron?
Silvia:
En unos días Diego estará de nuevo con nosotros, papá. (Sonríe
feliz)
Eduardo: Qué buena noticia hija, lo sabía, sabía que ese
desgraciado no se iba a salir con la suya.
Silvia: Papá, siento mucho lo
que te pasó con Vanessa…
Eduardo: Ya te dije que no quiero hablar de
ella, por favor, no me hace bien.
Silvia: No estés mal, esa tipa no te
merece. A mí nunca me ha gustado pero tú no me hiciste caso.
Eduardo: Lo
sé y tienes razón, ahora me di cuenta de cómo era realmente, estaba ciego, fui
un imbécil.
Silvia: ¿Sabes papá? Voy a hablar con mi amigo Andrés para
pedirle una cosa…
Eduardo: ¿Andrés? ¿Qué Andrés?
Silvia: Un chico
muy majo que conocí hace un tiempo, el caso es que… él puede ayudarme con una
cosa que quiero hacer para Diego. Quiero…
Eduardo: ¿Te gusta ese chico,
hija? Dime la verdad.
Silvia: No… claro que no… ¿Por qué?
(Avergonzada)
Eduardo: Te brillan los ojitos cuando dices su nombre. A ti
te gusta ese joven. No me mientas.
Silvia: Sí, me gusta, me gusta mucho
pero tiene novia. Su mamá está enferma de cáncer… están pasándolo muy
mal.
Eduardo: No me digas que ese Andrés es Andrés San Martin, no me lo
puedo creer. Si yo soy el doctor que atiende a su madre.
Silvia: Lo sé,
me lo dijo.
Eduardo: Pero ese chico… está comprometido hija, no es para
ti.
Silvia: Ya lo sé, y no sabes como me duele. Hoy quedamos a tomar un
café y estuve apunto de besarle.
Eduardo: ¡Silvia!
(Molesto)
Silvia: Papá no te enfades, por favor… ya soy una
adulta.
Eduardo: No lo digo por eso, lo digo porque no está bien, Andrés
se va a casar, o se iba a casar.
Silvia: Todo eso lo sé, pero no puedo
evitar esto que siento aquí. (Llevándose las manos al pecho) Nunca había sentido
nada igual papá, no puedo explicarlo. Ni siquiera con Jaime viví nada parecido.
Eduardo: Hija, te estas enamorando de ese chico y no te conviene. Vas a
sufrir mucho.
Silvia: Lo sé… (Triste)
MANSIÓN
GARMENDIA
En el salón de la casa, Andrés y su novia Miranda
discuten…
Miranda:
¿Dónde estabas? ¿Con quien andabas? Llamé a tu móvil y lo tenías apagado, llamé
a la empresa y me dijeron que habías salido.
Andrés: Cálmate por favor,
sólo fui a tomar un café con…
Miranda: Con esa ¿Verdad? Fue con ella con
la Silvia esa con la que andabas por ahí de paseo. Eres un
desgraciado.
Andrés: Y dale con lo mismo, Silvia es mi amiga, sólo eso.
¿Cómo lo tengo que decir?
Miranda: Ya no eres el mismo de antes…
Andrés: ¿En qué sentido? ¿Por qué me dices eso ahora?
Miranda:
Nada, cosas mías… Paso de discutir más contigo. Me voy a bañar, estoy muy
cansada… (Se marcha subiendo las escaleras)
MANSIÓN SAN
MARTÍN
Silvia acude a casa de Andrés para pedirle ayuda. En la puerta de
la casa…
Yesenia:
Mi hermano no se encuentra ¿Quién le busca?
Silvia: Me llamo Silvia, soy
amiga de Andrés, es que quería hablar con el para pedirle un favor.
Yesenia: Sí, Andrés me ha hablado de ti. ¿Y en qué te podría ayudar él?
No entiendo…
Silvia: Tu hermano se ha portado muy bien conmigo y… La
verdad es el único amigo que tengo en quien confiar, quiero organizarle una
fiesta de cumpleaños a mi hijo y Andrés me podría echar una mano con
eso.
Yesenia: Está bien, pasa… siéntate, no creo que tarde en llegar.
Andrés está en casa de su novia. Voy a la cocina y ahora estoy contigo, ¿Quieres
tomar algo?
Silvia: No gracias. No te preocupes. Vale, espero…
La
hermana de Andrés se marcha a la cocina. Mientras en el salón de la vivienda
Silvia observa varias fotografías en el mueblebar, unas de Yesenia y Roberto,
otras de Cecilia, otras de Andrés y su novia Miranda... La joven sonríe al ver
fotos de Andrés de niño, fotos de Andrés montando a caballo, en
bicicleta…
Pero al llegar a la última imagen, al último portarretratos,
la joven se queda pálida, blanca como la leche, Silvia no puede creer lo que
está viendo. Silvia abre los ojos más aún para confirmar el rostro que observa
en la foto. Escuchamos música incidental.
Silvia: No… no puede
ser… Es ella… !Ella! (Nerviosa y asustada)
En la foto aparece doña Irene,
la suegra de Andrés en compañía de este y de Miranda. Silvia se pone muy
nerviosa, la conoce ¿Pero de qué? En ese momento la chica intenta marcharse de
la casa. Silvia agarra su bolso y sale a la carrera. La chica, visiblemente
nerviosa, tropieza en el umbral de la puerta y se cae, la joven se levanta
rápidamente y escapa a toda prisa de la mansión. En la calle, Silvia sube a su
coche y arranca bruscamente.
CONTINUARÁ
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