domingo, 6 de enero de 2013

Capítulo 4: El pasado es presente

CUANDO SE AMA DE VERDAD

CAPÍTULO 4: EL PASADO ES PRESENTE

CASA DE DON EDUARDO Y VANESSA

El padre de Silvia, con una pistola en mano, sale de su dormitorio en busca de Luis, el amante de su esposa. Don Eduardo encontró a Vanessa con su amante en la cama en el capítulo anterior. En el salón, Eduardo logra alcanzar a Luis y le pega un tiro, pero el disparo resulta fallido y don Eduardo le da por error a un jarrón. La pieza se hace añicos.



Luis: ¡Por favor no me mate! ¡No! (Asustado)

Eduardo: Desgraciado… Te conozco desde que eras un niño… soy amigo de tu padre… fui tu padrino de bautismo y eres capaz de hacerme esto… ¡Eres un traidor! (Pegando otro disparo a la puerta, Luis consigue esquivarlo)

En ese instante aparece Vanessa, aún con la sábana enrollada al cuerpo, muy nerviosa y asustada.

Vanessa: Mi amor, por favor, baja la pistola. No le hagas daño a Luis, por favor. (Preocupada)

Eduardo: Tú te callas, desgraciada. Eres una cualquiera… (Apuntando a Luis) Son un par de traidores… Mi propia esposa acostándose con mi ahijado, no puedo creerlo.

Vanessa: Te juro que pensaba contarte la verdad, yo…

Eduardo: ¡Que te calles de una maldita vez! (Furioso) Eres una zorra, nunca me imaginé que fueras capaz de hacerme algo así. Desvergonzada.

Luis: Padrino, por favor, escúcheme… Vanessa y yo sí, sí estamos juntos pero no es como se piensa. Yo la amo…

Eduardo: Ya se ve… la amas tanto que bien te las estabas… ¡Eres un miserable! (Apuntándole)

Vanessa: Eduardo por Dios… no cometas una locura. Déjale marchar, mátame a mi si quieres pero no le hagas nada a Luis. (Preocupada)

Eduardo: Eso es lo que tú quisieras, para seguir revolcándote con este… con este imbécil.

Vanessa: Le quiero. (Rompe a llorar)

Luis: ¿Qué? (Sorprendido pensando que ella solo le utilizaba para el sexo)

Vanessa: Así es, yo te amo Luis, te amo… (Llorando)

Eduardo: ¡Ya basta de tanto melodrama! Te amo, te amo… Tú ahora te largas de mi casa Vanessa porque no te quiero volver a ver. Y ni se te ocurra pedirme perdón porque mañana mismo voy a iniciar los trámites de divorcio.

Vanessa: Pero Eduardo… cariño…

Eduardo: ¡Pero nada! ¡Y cállate! Que me tienes harto. ¡Y tú! (Mirando a Luis) No vuelvas a dirigirme la palabra en lo que te quede de vida. ¿Está claro? ¡Fuera!

El joven sale de la casa como alma que lleva el diablo, asustado y preocupado por la situación. Vanessa sube por las escaleras para vestirse y recoger sus cosas. En el salón, don Eduardo deja la pistola en la mesilla y se sienta en una de las butacas, aún nervioso y dolido.



AL DÍA SIGUIENTE

DEPARTAMENTO DE SILVIA

Nuestra protagonista llora echada en la cama, en su dormitorio. La joven no puede contener el llanto pensando en su hijo, el pequeño Diego. En ese momento suena su teléfono móvil. Silvia toma la llamada. Es Andrés desde la empresa “San Martín Garmendia”, el estudio de arquitectura donde trabaja.



Silvia: ¿Sí? (Limpiándose las lágrimas)

Andrés: Silvia, soy yo, Andrés.

Silvia: Andrés… (Sonríe)

Andrés: Disculpa que te moleste a esta hora, imagino estás trabajando… lo siento.

Silvia: No, estoy en mi casa, hoy tengo guardia nocturna. No te esperaba… ¿Cómo estas?

Andrés: La verdad, mal, Silvia. Mi madre no está respondiendo bien al tratamiento.

Silvia: Lo siento… Ojala mejore, te lo deseo de corazón.

Andrés: ¿Y tu hijo? ¿Se sabe algo de Diego? ¿Saben al final donde se fue Jaime?

Silvia: No, todavía nada. Estoy muy angustiada… Ahora cuando me llamaste estaba llorando, no he podido dormir en toda la noche.

Andrés: Yo tampoco descanso bien… llevo días preocupado por lo de mi mamá. Estamos todos que no sabes…

Silvia: Lo imagino, tiene que ser muy duro.

Andrés: Te llamo porque… porque…

Silvia: ¿Sí Andrés? ¿Qué pasa?

Andrés: Necesito una amiga con quien hablar… (Emocionado)

Escuchamos música, la joven se queda en silencio sin saber como reaccionar.

María José – Cuando se ama

Yo a ti te amo de verdad, lo que digan los demás no importa nada
Recuerda que en corazón, como en nuestra habitación, solamente el amor manda…


MANSIÓN SAN MARTÍN

En la cocina, doña Cecilia prepara la comida. Nunca ha tenido empleadas de servicio y prefiere hacer las tareas de la casa para estar entretenida ya que nunca tuvo un trabajo fuera. La madre de Andrés, ataviada con un pañuelo a la cabeza, pica cebolla en una tabla, pero en ese momento a su mente llegan recuerdos del pasado, vagos recuerdos pero muy importantes en su vida…



FLASH-BACK

30 años atrás, en esa misma cocina, Cecilia conversa con una mujer de su edad, su mejor amiga por aquel entonces.

Laura: No puedo Cecilia, no puedo…

Cecilia: Pero si amas a ese hombre y él te ama a ti, deben luchar por ese amor.

Laura: No es tan fácil, amiga. Él es casado.

Cecilia: ¿Casado? ¿Estás enamorada de un hombre casado? ¿Pero te has vuelto loca Laura?

Laura: Sé que lo que estoy haciendo no está bien pero… no puedo dejarle, no quiero.

Cecilia: No puede ser… ¿Y quien es? ¿Le conozco?

Laura: Claro que le conoces… Es tu socio en el estudio, Alberto Garmendia.

Cecilia: ¿Quéee? ¿Eres amante de Alberto?, no puedo creer lo que me estás contando. ¿Pero tú sabes en qué lío te puedes meter si su esposa se entera?

Laura: Lo sé… y tengo miedo… mucho miedo…

Cecilia: Debes dejar esa relación, si IRENE se entera es capaz de cualquier cosa.

Laura: Estoy embarazada, amiga. Estoy esperando un hijo de Alberto.

Cecilia: No puede ser cierto… ¿En serio? Ay Dios mío, esto es mucho más grave de lo que yo me imaginaba.

Laura: ¿Qué hago Cecilia, qué hago?

Cecilia: Vete, deja la empresa… olvídate de Alberto. Si Irene descubre la verdad no te la vas a acabar… Créeme, esa mujer no me gusta nada. Mi marido dice que no es de fiar.

FIN DE FLASH-BACK, volvemos al tiempo actual.

Cecilia: ¿Diosito que habrá sido de ese bebé…? ¿Y de Laura?


ESTUDIO DE ARQUITECTURA “SAN MARTIN-GARMENDIA”

En su despacho, ante unos planos de construcción, Andrés conversa por teléfono con Silvia quien está en su apartamento, en el dormitorio.



Andrés: Necesitaba hablar contigo. Quería pedirte perdón por lo que pasó el otro día con mi novia en el hospital.

Silvia: No te preocupes, todo olvidado, no debí abrazarte, lo siento. Soy una tonta.

Andrés: No digas eso, es más, lo necesitabas. Estás mal por lo de Diego, es normal.

Silvia: Ya pero por mi culpa te hice quedar mal con Miranda, yo… (Avergonzada)

Andrés: Olvídate de Miranda, por favor.

Silvia: Está bien pero creo que no es buena idea que nos volvamos a ver. Perdóname pero es que…

Andrés: Por favor… sólo a tomar un café. ¿Sí? Necesito hablar contigo, necesito que mi amiga me escuche, que… (Triste)

Silvia: Está bien Andrés, dime lugar y hora y nos vemos. ¿Vale? (Sonríe aún con lágrimas en los ojos)

Andrés: Gracias, de verdad, no se cómo agradecértelo. Llevo días muy mal, sin dormir, sin apenas comer… Me hace bien hablar contigo.

Silvia: ¿De verdad?

Andrés: Sí, desde que te conocí aquella vez en el hospital me dí cuenta de que eres muy especial. Eres mi mejor amiga.

Silvia: Gracias, tú también.

Andrés: Entonces… ¿Amigos?

Silvia: Claro que sí. (Sonríe dulce)

Andrés: A ver, ahora te digo dónde podemos quedar… apunta… te voy a dejar mi dirección también ya que estamos.


RESTAURANTE “LA VIOLETTE”

En un restaurante del centro de la ciudad, Yesenia conversa con su novio Roberto mientras almuerzan sentados a una de las mesas.



Roberto: ¿Qué tal va tu mamá? ¿Cómo sigue?

Yesenia: Mal mi amor… la quimio no le funciona como el doctor esperaba. Le pusieron otra mejor pero… no sé. Andrés está pensando en llevarla a Houston.

Roberto: ¿En serio? ¿Pero y con qué dinero? Eso cuesta mucho, sólo los famosos lo pueden hacer.

Yesenia: Lo sé… pero Andrés no pierde esperanzas, dice que hay que intentarlo si aquí no dan con la cura.

Roberto: Ufff… ójala todo se arregle pronto, mi amor.

Yesenia: Por ahora no nos vamos a poder mudar al apartamento como te dije.

Roberto: Entiendo, tu mamá te necesita a su lado, es normal. No te preocupes.


CENTRO COMERCIAL “BAHÍA DE SANTANDER”

En un famoso centro comercial de la capital, Miranda y su madre doña Irene pasean mirando escaparates, ambas muy elegantemente vestidas y enjoyadas, entre la multitud de personas que a esa hora abarrotan el lugar.



Miranda: Así es mamá.

Irene: Perfecto, con suerte y quedes embarazada. Con eso no se puede negar a casarse.

Miranda: ¿Y si no estoy embarazada?

Irene: Sigue haciendo el amor con él, no te preocupes. Seguro en una de esas...

Miranda: Está bien… Cambiando de tema, Vanessa me llamó esta mañana.

Irene: ¿Qué quería esa alocada? Seguro contarte chismes de sus amoríos con el tal Luis ese.

Miranda: No… mucho peor. Eduardo la pilló en la cama con él.

Irene: ¿Quéee? Esa mujer es tonta… en serio. ¿Cómo pudo ser tan estúpida?

Miranda: Eso le dije, yo nunca aprobé que le hiciera eso a su marido pero bueno… allá ella.

Irene: Ahora vendrá a casa a llorarnos sus penas y de arrimada… ya la estoy viendo. Una cosa te digo, a ti ni se te ocurra buscarte un amante, ¿Eh? No vayas a fastidiarlo todo. Tú fiel a Andrés de por vida.

Miranda: Y lo soy, yo le amo mamá, le amo.

Irene: Lo sé pero no tienes el temple para dominarlo. Eres débil, te pareces a tu padre. Alberto era un blando, un pusilánime, un llorón.

Miranda: No me gusta que hables así de él.

Irene: Eso es lo que era, gracias a mi fue un hombre exitoso y de prestigio en esta ciudad. Gracias a mí.

Miranda: Andrés tiene mucho carácter mamá, parece mentira que no le conozcas ya.

Irene: Eso no tiene que ver, tú debes ponerle en su lugar cuando corresponda. En la cama que mande él, obvio, pero fuera de ella tú tienes que darte tu puesto. ¿Hiciste lo que te dije?

Miranda: Sí… (Avergonzada)

Irene: ¿A que no fue tan difícil? (Sonríe)

Miranda: No pero… no sé, le noté tan distinto a otras veces…

Irene: ¿A qué te refieres? No entiendo.

Miranda: Andrés es muy tierno cuando hacemos el amor aunque es muy fogoso y pasional pero ayer… no sé… le noté raro, como más rudo.

Irene: Eso es bueno…

Miranda: Sí otras veces me dice que me ama, que me desea… me abraza… y ayer nada de eso.

Irene: Bueno no le des importancia, los hombres son tan básicos… ni caso.

Miranda: ¿Y si se enamoró de la otra? ¿Y si ya no me ama? (Preocupada)



CAFETERÍA “LA PERLA DEL CANTÁBRICO”

En la barra del bar, Andrés espera a Silvia tomándose una cerveza junto a la barra. La joven no tarda en aparecer. Silvia acude a la “cita” para compartir su tiempo con su mejor amigo.



Silvia: Hola Andrés (Sonríe dulce)

Andrés: Hola… (Sonríe, se besan en las mejillas)

Silvia: Siento haber llegado tarde, es que el tráfico está tremendo a estas horas.

Andrés: No te preocupes. ¿Qué quieres tomar? Invito yo, ok.

Silvia: Un café con leche mismo.

Andrés: ¡Camarero, un café con leche para la señorita, por favor!

Silvia: Dijiste que querías hablar conmigo. La verdad es que yo también lo necesitaba.

Andrés: ¿Sí?

Silvia: Sí, es que desde lo de mi hijo estoy muy deprimida, estoy pasándolo muy mal, sin saber dónde está, si está bien, si está cuidado… sí…

Andrés: Bueno, seguro que tu ex lo está cuidando bien, no creo que sea tan malo como crees, no sé. Está claro que no hizo bien con llevárselo así pero es su padre, seguro el niño está bien.

Silvia: Lo sé… quiero pensar que si pero…

Andrés: No estés mal, verás como pronto la policía da con ellos, es cuestión de tiempo. Ten paciencia.

Silvia: Vale… lo intentaré. Bueno pues tú dirás…

El camarero le sirve el café a la joven, ella bebe un poco de la taza.

Silvia: Gracias…

Andrés: La quimio no está funcionando con mi mamá y temo que las cosas sea pongan peor. Estoy pensando en llevarla a Estados Unidos.

Silvia: ¿De verdad? Bueno pero eso es muy caro y… no sé, no te garantiza nada tampoco. En esa enfermedad no hay garantías ni siquiera pagando médicos privados.

Andrés: Lo sé pero algo tengo que hacer, entiéndeme. Necesitaba hablar contigo porque tú me das paz, me siento muy a gusto contigo, si te soy sincero, nunca me había pasado esto con nadie más.

Silvia: (Pensando) Ni a mí…

Ambos se pierden en un cruce de miradas, escuchamos música.

María José – Cuando se ama

Porque cuando se ama de verdad, no importa la distancia, edad o la clase social
Lo único importante es besarse con sinceridad, contigo es tan fácil la fidelidad….


Andrés: Perdón, yo… (Avergonzado, rehúye la mirada)

Silvia: Sabes que puedes contar conmigo para lo que sea.

Andrés: ¿Para lo que sea? Jumm… (Burlándose)

Silvia: ¡Oyeee! Jajaja ¡Qué malpensado! (Avergonzada) Pero serás descarado…

Andrés: Yo no dije nada jajaja.

Silvia: Es una broma, además… tú tienes a tu novia.

Andrés: Sí… (Sonríe)

Silvia: Imagino Miranda y tú son muy felices. Ella seguro está apoyándote con todo esto de tu mamá.

Andrés: Ni tanto… no te creas… Las cosas entre nosotros no van muy bien…

Silvia: ¿Y eso por qué?

Andrés: Te confieso algo… desde la pelea de aquel día estamos más distanciados… Si no fuera por que… (Recordando el encuentro de la ducha, arrepentido)

Silvia: ¿Porque qué, Andrés? ¿Qué ibas a decir?

Andrés: Nada, olvídalo… (Pensando: Miranda está embarazada)

Silvia: Bueno está bien, si no quieres contarme lo entiendo. Disculpa por ser tan metida en la vida de los demás.

Andrés: No digas eso, no lo eres.

Silvia: ¿No estás bien con Miranda? ¿Qué pasa Andrés?

Andrés: No lo sé… ya llevábamos un tiempo un poco distanciados en la relación pero en estos últimos días como que… (Pensando: Soy un imbécil, no debí hacer el amor con Miranda)

Silvia: Pero entonces… ¿por qué siguen juntos?

Andrés: Miranda va a tener un hijo mío, Silvia.

Silvia: ¿Qué? (Sorprendida)

Andrés: Estoy muy contento con la noticia pero la verdad es que… no sé.

Silvia: ¿Tú la amas? Dime la verdad.

Andrés: Sí, claro que la quiero pero…

Silvia: No te he preguntado si la quieres, dije si la amas, es muy distinto.

Andrés: No sé, estoy hecho un lío. A veces pienso que sería mejor terminar nuestro noviazgo.

Silvia: ¿Y no que te ibas a casar con ella? No entiendo nada, de verdad que no. ¿Por qué este cambio de parecer?

Andrés: Porque… (Mirándola a la boca, sus ojos se pierden en los labios de Silvia)

Silvia: ¿Qué me miras? ¿Es que tengo algo? Ay, el café… que boba… (Tocándose los labios)

Andrés: No, tranquila, no te preocupes… (Avergonzado, mira para otro lado) lo siento, es que estoy muy distraído. No sé que me pasa… (Pensando: ¿Por qué la miraste a los labios así? ¿Qué te pasa con esta mujer?)

Silvia: Bueno, dejemos el tema…

En ese momento suena el móvil de Silvia, la chica lo toma de su bolso y contesta la llamada.

Silvia: ¿Sí? Dígame.

Policía: Señorita Méndez, tenemos noticias sobre el paradero de su ex.

Silvia: ¿En serio? ¿En dónde está ese patán? ¿Dónde se llevó a mi hijo?

Policía: Están en Londres.

Silvia: ¿En Londres?

Andrés: ¿Qué ocurre Silvia? ¿Ya les encontraron?

Silvia: Parece que sí, espera…

Policía: Logramos localizar a Jaime Lagasca gracias a la Interpol. Su ex novio se registró hace unos días en un hotel de la capital británica. Hemos dado órdenes de detenerle con el niño.

Silvia: Alabado sea Dios… (Sonríe) Por favor no dude en llamar para cualquier novedad. Chao y muchas gracias. (Terminando la llamada)

Andrés: ¿De verdad aparecieron?

Silvia: ¡Sí, por fin! (Sonríe feliz)

En ese momento ella se abalanza sobre Andrés y le abraza fuertemente, él se queda extrañado pero responde al abrazo de su amiga. Ella sonríe contenta en sus brazos. Andrés huele su perfume y ella el de él. Ambos sienten estremecerse en brazos del otro. Silvia y Andrés se olvidan del tiempo y de la gente así abrazados.

Justo en el instante en que se separan lentamente, sus rostros quedan tan cerca, muy cerca, demasiado cerca… Tanto como para que Andrés y Silvia sientan algo que va más allá de la razón, más allá de cualquier explicación. Escuchamos música.

María José – Cuando se ama

Porque cuando se ama de verdad, no importa la distancia, edad o la clase social
Lo único importante es besarse con sinceridad, contigo es tan fácil la fidelidad
Yo a ti te amo de verdad, lo que digan los demás no importa nada
Recuerda que en el corazón como en nuestra habitación, solamente el amor manda


La tensión sexual aumenta por momentos entre la pareja. Silvia hace un pequeño amago para intentar besarle. Sus labios se acercan cada vez más, ambos se dejan llevar… cierran los ojos pero…. Justo cuando la joven está a punto de besarle, Andrés se retira muy avergonzado.

Silvia: Perdón, perdón, perdón… ay que pena contigo… yo… (Roja de la vergüenza)

Andrés: No pasa nada… olvídalo. (Avergonzado)

Silvia: Creo que mejor me… me voy… ¿Sí? (Muy nerviosa)

Andrés: Vale… cuídate mucho. Nos vemos en otra ocasión, sí tú quieres, claro. (Sonríe)

Silvia: Sí, no te preocupes, yo te llamo. Ahora ya tengo tu móvil (Sonríe dulce)

Andrés: Lo sé… (Sonríe tierno)

La joven se marcha mientras Andrés la mira en silencio. Silvia abandona la cafetería pero Andrés se queda pensativo hablando consigo mismo.

Andrés: ¿Qué me pasa con esta chica? ¿Por qué no puedo dejar de pensar en ella, de querer verla, escuchar su voz, de querer…?

Mientras, en la calle…

Silvia: De querer…. besarle ¡besarle! ¿Silvia, te volviste loca o que te pasa? ¡No! Esto no puede ser… Andrés es un hombre prohibido para ti, pro-hi-bi-do.


MANSIÓN GARMENDIA

En el salón, doña Irene, Miranda y Vanessa, conversan sentadas en el sofá.



Irene: Imagino te va a pedir el divorcio, claro.

Vanessa: Eduardo me las va a pagar, si me divorciaré pero le voy a sacar hasta el último euro, se las juro.

Miranda: Deberías largarte con Luis y hacer tu vida, olvídate de ese señor.

Vanessa: Yo amo a Luis pero…

Irene: Pero es un muerto de hambre, un enfermero, un don nadie…

Miranda: Tampoco así… mamá.

Vanessa: Mi tía Irene tiene razón.

Miranda: De veras prima no puedo creer que seas capaz de sacrificar tu amor por dinero.

Irene: Tú estás con Andrés por lo mismo… ¿A poco ya se te olvidó?

Miranda: Eso no es verdad, yo le quiero, es cierto que cuando empecé a salir con Andrés fue porque tú me dijiste que nos convenía pero la verdad es que poco a poco me enamoré de él.

Vanessa: Te entiendo, primis… A mi me pasaría igual con ese galán…

Miranda: No te burles Vane, yo amo a Andrés pero tengo miedo a perderlo, últimamente está muy extraño.

Irene: Eso es porque no le das lo que necesita… un hombre tiene que tener el corazón contento y la bragueta atendida.

Miranda: No empieces mamá… Yo le quiero y sé que él me quiere a mí.

Vanessa: Pero no te desea… y si no hay pasión no hay amor. Según me contaste sobre lo de anoche… me da que hizo el amor contigo porque lo provocaste tú, no porque él te deseara realmente.

Miranda: Eso pienso yo… (Triste)

Irene: Ay ya, déjense de bobadas… Tú te vas a casar con Andrés y punto, esto es sólo una crisis por esa mala mujer.

Vanessa: ¿De que mujer hablas tía?

Miranda: Una tal Silvia… dice que es amiga de Andrés pero yo no me fío de esa mosquita muerta. Esas son las peores.

Irene: Esa es una arribista pero como me entere yo que sigue buscando a Andrés la voy a hundir, no sabe con quién se está metiendo esa regalada. No lo sabe. Voy a averiguar sobre la fulana Silvia esa, ya van a ver.


DEPARTAMENTO DE SILVIA

En su casa, en la cocina, la enfermera habla por teléfono nuevamente con la policía.



Silvia: ¿Entonces ya le cogieron? Qué bueno, por fin…

Policía: Sí señorita, Jaime Lagasca está detenido en una comisaría de Londres. En unos días será extraditado a España.

Silvia: Ay que alegría… qué bueno, agente, gracias, muchas gracias. (Colgando)

Eduardo: ¿Qué te dijeron?



Silvia: En unos días Diego estará de nuevo con nosotros, papá. (Sonríe feliz)

Eduardo: Qué buena noticia hija, lo sabía, sabía que ese desgraciado no se iba a salir con la suya.

Silvia: Papá, siento mucho lo que te pasó con Vanessa…

Eduardo: Ya te dije que no quiero hablar de ella, por favor, no me hace bien.

Silvia: No estés mal, esa tipa no te merece. A mí nunca me ha gustado pero tú no me hiciste caso.

Eduardo: Lo sé y tienes razón, ahora me di cuenta de cómo era realmente, estaba ciego, fui un imbécil.

Silvia: ¿Sabes papá? Voy a hablar con mi amigo Andrés para pedirle una cosa…

Eduardo: ¿Andrés? ¿Qué Andrés?

Silvia: Un chico muy majo que conocí hace un tiempo, el caso es que… él puede ayudarme con una cosa que quiero hacer para Diego. Quiero…

Eduardo: ¿Te gusta ese chico, hija? Dime la verdad.

Silvia: No… claro que no… ¿Por qué? (Avergonzada)

Eduardo: Te brillan los ojitos cuando dices su nombre. A ti te gusta ese joven. No me mientas.

Silvia: Sí, me gusta, me gusta mucho pero tiene novia. Su mamá está enferma de cáncer… están pasándolo muy mal.

Eduardo: No me digas que ese Andrés es Andrés San Martin, no me lo puedo creer. Si yo soy el doctor que atiende a su madre.

Silvia: Lo sé, me lo dijo.

Eduardo: Pero ese chico… está comprometido hija, no es para ti.

Silvia: Ya lo sé, y no sabes como me duele. Hoy quedamos a tomar un café y estuve apunto de besarle.

Eduardo: ¡Silvia! (Molesto)

Silvia: Papá no te enfades, por favor… ya soy una adulta.

Eduardo: No lo digo por eso, lo digo porque no está bien, Andrés se va a casar, o se iba a casar.

Silvia: Todo eso lo sé, pero no puedo evitar esto que siento aquí. (Llevándose las manos al pecho) Nunca había sentido nada igual papá, no puedo explicarlo. Ni siquiera con Jaime viví nada parecido.

Eduardo: Hija, te estas enamorando de ese chico y no te conviene. Vas a sufrir mucho.

Silvia: Lo sé… (Triste)


MANSIÓN GARMENDIA

En el salón de la casa, Andrés y su novia Miranda discuten…



Miranda: ¿Dónde estabas? ¿Con quien andabas? Llamé a tu móvil y lo tenías apagado, llamé a la empresa y me dijeron que habías salido.

Andrés: Cálmate por favor, sólo fui a tomar un café con…

Miranda: Con esa ¿Verdad? Fue con ella con la Silvia esa con la que andabas por ahí de paseo. Eres un desgraciado.

Andrés: Y dale con lo mismo, Silvia es mi amiga, sólo eso. ¿Cómo lo tengo que decir?

Miranda: Ya no eres el mismo de antes…

Andrés: ¿En qué sentido? ¿Por qué me dices eso ahora?

Miranda: Nada, cosas mías… Paso de discutir más contigo. Me voy a bañar, estoy muy cansada… (Se marcha subiendo las escaleras)


MANSIÓN SAN MARTÍN

Silvia acude a casa de Andrés para pedirle ayuda. En la puerta de la casa…




Yesenia: Mi hermano no se encuentra ¿Quién le busca?

Silvia: Me llamo Silvia, soy amiga de Andrés, es que quería hablar con el para pedirle un favor.

Yesenia: Sí, Andrés me ha hablado de ti. ¿Y en qué te podría ayudar él? No entiendo…

Silvia: Tu hermano se ha portado muy bien conmigo y… La verdad es el único amigo que tengo en quien confiar, quiero organizarle una fiesta de cumpleaños a mi hijo y Andrés me podría echar una mano con eso.

Yesenia: Está bien, pasa… siéntate, no creo que tarde en llegar. Andrés está en casa de su novia. Voy a la cocina y ahora estoy contigo, ¿Quieres tomar algo?

Silvia: No gracias. No te preocupes. Vale, espero…

La hermana de Andrés se marcha a la cocina. Mientras en el salón de la vivienda Silvia observa varias fotografías en el mueblebar, unas de Yesenia y Roberto, otras de Cecilia, otras de Andrés y su novia Miranda... La joven sonríe al ver fotos de Andrés de niño, fotos de Andrés montando a caballo, en bicicleta…

Pero al llegar a la última imagen, al último portarretratos, la joven se queda pálida, blanca como la leche, Silvia no puede creer lo que está viendo. Silvia abre los ojos más aún para confirmar el rostro que observa en la foto. Escuchamos música incidental.



Silvia: No… no puede ser… Es ella… !Ella! (Nerviosa y asustada)

En la foto aparece doña Irene, la suegra de Andrés en compañía de este y de Miranda. Silvia se pone muy nerviosa, la conoce ¿Pero de qué? En ese momento la chica intenta marcharse de la casa. Silvia agarra su bolso y sale a la carrera. La chica, visiblemente nerviosa, tropieza en el umbral de la puerta y se cae, la joven se levanta rápidamente y escapa a toda prisa de la mansión. En la calle, Silvia sube a su coche y arranca bruscamente.

CONTINUARÁ

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