miércoles, 9 de enero de 2013

Capítulo 5: Un nuevo amor

CUANDO SE AMA DE VERDAD

CAPÍTULO 5: UN NUEVO AMOR

AUTO DE SILVIA

Anochece. En su coche, Silvia va conduciendo mientras piensa en la foto de doña Irene. La joven, muy nerviosa, no puede dejar de darle vueltas a la cabeza y a su mente llegan los recuerdos…



FLASH-BACK

Años atrás, en la casa de don Eduardo, Irene se presenta a visitar a Laura, la madre de Silvia. En la puerta de la mansión ambas mujeres discuten amargamente.



Laura: ¡No sé de qué me estás hablando Irene! ¿Te volviste loca o que diablos te pasa?

Irene: Eres una perdida… que calladito te lo tenías desgraciada… ¡Años ocultando que tenías una hija de MI MARIDO! ¡Zorra! (Pegándola una fortísima bofetada)

Laura: ¡No te permito que vengas a mi casa a faltarme al respeto! ¿Pero quién te crees que eres, eh, quién? (Desafiante)

Irene: La mujer que te va hacer pagar por tu traición, desgraciada. Voy a contarle todo a tu esposo, todo… Y escúchame bien, voy a acabar contigo, con tu hija y con toda tu maldita familia. ¡Te lo juro! (Furiosa)

Laura: Eres una desequilibrada… bien me lo dijo Cecilia, eres una mala mujer, una loca.

Irene: Ah, o sea que esa estúpida también lo sabía y lleva años ocultándome todo esto… Son un par de víboras pero esto no se va a quedar así Laura, vaya que no… Tú y la desgraciada de tu amiga me las van a pagar.

Laura: ¿Sabes qué? Haz lo que dé la gana. Mi marido sabe perfectamente que mi hija no es de él, yo se lo dije al casarme, que ya estaba embarazada. No tengo nada que ocultar.

Irene: ¿Y tu hija qué? Esa seguro ni se imagina la clase de zorra que es su madre. ¡Traidora! (Le suelta otra bofetada pero Laura se la devuelve con más fuerza)

En ese momento, aparece Silvia, tras su madre, en aquella época nuestra protagonista apenas contaba con unos veinte años de edad.

Silvia: ¿Se puede saber que está pasando acá mamá? ¿Qué son esos gritos? (Alucinada)

Laura: Nada hija, nada… vete por favor, déjame sola con esta… se-ño-ra.

Irene: Vaya, vaya, vaya… pero mira quien tenemos aquí, la hija bastarda… (Mirándola con asco)

Silvia: ¿De qué habla? ¿Cómo que la hija bastarda?

Irene: ¡Habla Laura! ¡Dile a tu hija quién es su verdadero padre! ¡Habla desgraciada!

Laura: Hija… yo… (Avergonzada)

Silvia: ¿Qué pasa mamá? ¿Qué está diciendo esta mujer? ¿Quién es? ¿Por qué dice todas esas cosas?

Irene: La cínica de tu madre no tiene lo que hay que tener para contarte la verdad pero yo sí lo voy a hacer.

Laura: ¡No Irene, te lo prohíbo! ¡No te atrevas! (Tomándola del brazo con fuerza)

Irene: ¡Suéltame zorra! Voy a acabar contigo, te lo prometo. Esta me la van a pagar con sangre. Aquí donde la ves, tu madre se enredó con mi marido hace muchos años cuando trabajaba como secretaria en nuestra empresa y fruto de esa… de esa desvergüenza, de ese pecado, naciste tú. ¡Tú! (Desafiante)

En ese instante Silvia se queda muda, no puede articular palabra, la joven no se cree lo que está escuchando. Silvia mira a su madre a los ojos. Escuchamos música incidental.

FIN DE FLASH-BACK, volvemos al tiempo actual.

En el coche, Silvia habla consigo misma mientras conduce.

Silvia: No, no puede ser… es ella, esa maldita mujer... ¡Esa bruja es la madre de Andrés! Ella fue quien provocó el accidente de mi mamá… ¡Ella! (Pensando lo que no es)

Pero en esa distracción la chica pierde la noción del tiempo y del lugar, por un instante desvía la mirada de la calle, justo cuando un coche blanco le viene de frente, los faros la ciegan, Silvia trata de esquivarlo bruscamente dando un fuerte volantazo a la derecha. La joven logra controlar el coche y se detiene, muy nerviosa, estacionando en doble fila.


MANSIÓN SAN MARTÍN

En el salón, Yesenia se encuentra con su hermano Andrés, quién acaba de llegar de casa de su novia. Ambos conversan.



Andrés: ¿Y dices que Silvia estuvo acá y se marchó así de buenas a primeras? (Extrañado)

Yesenia: Así, como te lo estoy diciendo, fui un momento a la cocina por un vaso de leche y cuando regresé se había ido, incluso dejó la puerta de la calle abierta. No entiendo nada la verdad.

Andrés: Qué raro, tengo que hablar con ella. Si me disculpas… (Sube al piso de arriba, marcando su teléfono móvil)

Al mismo tiempo, en su coche, Silvia ve que su teléfono suena dentro de su bolso, en el asiento del copiloto. La chica toma el móvil pero al ver que es Andrés no es capaz de contestar a la llamada.

Silvia: No, ahora no… no puedo hablar contigo, lo siento Andrés no… (Apagando el móvil)

En su casa, Andrés se extraña al darse cuenta de que han apagado el teléfono al otro lado.

Andrés: ¿Qué pasa Silvia? ¿Por qué no me contestas? ¿Qué ocurre? (Insistiendo)

Locución: El número al que usted marcó está apagado o fuera de cobertura, por favor inténtelo más tarde, gracias.

Andrés: ¡Carajo! ¿Por qué me apagaste el móvil? ¿Qué pasa Silvia? ¿Qué pasa? (Extrañado y preocupado)


DEPARTAMENTO DE SILVIA

La chica llega a su casa, visiblemente preocupada. En la sala está esperándola su amiga Merche, su mejor amiga y también compañera de trabajo en el hospital donde ambas son enfermeras de planta.



Merche: ¡Silvia, me tenías muy preocupada, quedamos a las nueve! ¿Qué te pasó?

Silvia: Ay amiga… Merche… (Abrazándose a ella, se le saltan las lágrimas)

Merche: ¿Qué te pasa Silvia? ¿Por qué lloras? No dijiste que Diego ya había aparecido, no entiendo. ¿Qué ocurre? (Preocupada)

Silvia: No puedo creerlo… la verdad que no, por qué él, por qué tiene que ser él el hijo de esa mujer, ¿por quéee? (Llorando)

Merche: ¿De que hijo hablas? ¿Qué mujer?

Silvia: Merche… es que es muy largo de explicar, esto no me puede estar pasando.

Merche: Ven, siéntate, voy a hacerte una tila, estás muy nerviosa. Espera…. (Se va)

Silvia: ¡No, no me dejes sola Merche! (Agarrándola del brazo)

Merche: Pero dime qué es lo que pasa, no me entero de nada, amiga.

Silvia: ¿Recuerdas que el otro día te conté en el hospital sobre un chico y tal…?

Merche: Sí claro, Andrés se llamaba… ¿Verdad? ¿Qué pasó con él?

Silvia: Ya te dije que tiene novia y que se iba a casar y toda la historia pero es que lo que menos me imaginaba yo es que… es que… ¡Ay Diosito no puede ser!

Merche: ¡Pero habla de una vez por el amor de Dios! (Nerviosa)

Silvia: ¡Andrés es hijo de la mujer que mató a mi mamá!

Merche: ¿Quéee? (Alucinada)


MANSIÓN GARMENDIA

En su dormitorio, ya con el camisón para irse a la cama, Miranda conversa con su madre doña Irene.



Miranda: ¿Qué piensas hacer mamá?

Irene: Voy a contratar un detective para que investigue acerca de esa mala mujer… vamos a hundir a esa Silvia para que Andrés la odie y no quiera volver a saber más nunca de ella.

Miranda: ¿Qué tienes en mente? Ay mamá, que te conozco y miedo me das cuando te da por pensar en venganzas…

Irene: Esa mujer no sabe con quienes se ha metido, no lo sabe. Y yo me voy a encargar de ponerla en su sitio. Me conozco muy bien a las tipitas de su clase, regaladas, ofrecidas, buscando millonario para ascender. Esa Silvia no es mas que una arribista igual que…

Miranda: ¿Igual que quién mamá? Termina lo que ibas a decir.

Irene: Nada, igual que nadie, no me hagas caso… Hala, acuéstate que mañana tienes que madrugar. Recuerda que Andrés y tú tienen que ir a Oviedo mañana.

Miranda: Lo sé… la verdad ni ganas tengo de salir de viaje.

Irene: Pues debes hacerlo, y procura ser complaciente con tu novio porque tienes que embarazarte a cómo de lugar. Ya lo sabes.

Miranda: Sí, si tienes toda la razón pero…

Irene: Tú encárgate de Andrés y yo me encargo de esa mosquita muerta. No te preocupes.


DEPARTAMENTO DE SILVIA

En el salón, sentadas en el sofá, Silvia y su amiga Merche siguen charlando.



Merche: No, eso no puede ser…

Silvia: Estuve en su casa y vi a esa mujer en una foto con Andrés y su novia. ¡Es su madre!

Merche: Ay amiga, creo que ves cosas donde no las hay…

Silvia: ¿Y quién más va a ser? ¡Dime! ¿Quién?

Merche: No sé… a lo mejor es su tía… su… su suegra, yo que sé.

Silvia: Por favor no digas bobadas… ¿Quién pone a su suegra en el mueblebar?

Merche: Ya, ya, tienes razón, lo siento.

Silvia: Andrés es el hijo de esa arpía. No hay duda de ello.

Merche: ¿Y qué piensas hacer ahora?

Silvia: Nada, por ahora nada, mañana llega Diego de Londres y voy a seguir mi vida, aparte voy a hundir a Jaime por haber secuestrado a mi hijo.

Merche: No adelantas nada con eso, si Jaime va a la cárcel, Diego se va a quedar sin padre, piénsalo. Deberías perdonar a Jaime… El no es tan mal hombre como tu piensas… no sé.

Silvia: ¿Pero bueno tú de parte de quien estas Merche? ¿Ah?

Merche: Yo solo digo… (Pensando: Ay Silvia, si supieras que estoy enamorada de Jaime desde siempre)


AL DÍA SIGUIENTE

MANSIÓN SAN MARTÍN

En la cocina, sentados a la mesa, Andrés, su hermana Yesenia y su madre doña Cecilia, desayunan mientras charlan animadamente. La madre de Andrés, con su pañuelo a la cabeza, sonríe.



Cecilia: De veras cariño, qué amigas más raras tienes, Yesenia me lo contó anoche y me dio la risa floja. Esa chica está loca.

Yesenia: Eso digo yo… jajajaja. Ay hermanito, cómo se entere Miranda que andas de amiguito de esa Silvia… ya te puedes preparar.

Andrés: No sean tan malas, no se burlen… Miranda ya la conoce, es más, no saben que pleito me armó hace poco a cuenta de Silvia. Se puso tan celosa que incluso la pegó una bofetada.

Cecilia: ¿En serio? Esa chica que impulsiva es... por favor, tanta educación que presume y luego mírala, como una barriobajera, ay por favor, por favor… Hija pásame la mantequilla.

Yesenia: Toma mamá, aquí tienes.

Cecilia: Gracias mi vida.

Andrés: El caso que Silvia pues… ufff es que no se cómo explicarles. Es una chica muy maja, muy…

Yesenia: Muy guapa… (Burlándose)

Andrés: Síii. Es muy guapa pero no vamos a eso (Avergonzado), vamos a que es muy buena amiga, hasta ahí. Ya no piensen mal.

Cecilia: Que acertaremos. Ay hijo, si te brillan los ojitos cuando hablas de esa joven. (Sonríe tierna)

Andrés: Eso no es cierto… (Bajando la mirada avergonzado)

Yesenia: ¡A mi hermano le gusta Silvia, a mi hermano le gusta Silvia! (Burlándose)

Andrés: Jajajajaja, no hay quien pueda con vosotras, en verdad que no. (Sonríe)

Cecilia: Hijo, tienes que tener cuidado con quien te relacionas, a poco y luego tengas problemas serios con tu novia y con tu suegra, porque Irene… déjame decirte pero de buena nada.

Andrés: Bueno, es verdad que Irene es un poco soberbia y estricta pero no es mala persona, bueno al menos a mi no me lo parece.

Cecilia: Eso es porque no la conoces bien. Mira hijo te digo algo, a mi Miranda no me desagrada, es una chica educada, bueno era…

Yesenia: Jajaja. Si y tanto… es la nueva Diana de Gales. O sea, mira que “fisna” soy…. (Imitando a su cuñada con la mano alzada, muy pija)

Andrés: No te rías de Miranda que te doy… (Lanzándole un trozo de pan) ¡Boba que eres boba! (Burlándose)

Cecilia: Yaaa, no empiecen. Ay, pero es que son como niños… (Se levanta de la silla y recoge la mesa)

Andrés: Deja mamá, yo te echo una mano, todavía tengo tiempo.

Cecilia: Ni hablar, mientras tu madre tenga salud, nada que ver. Tú ve a vestirte que se te hace tarde…

Andres: Vale, sargento… (Burlándose)

Cecilia: Espera… ¿Qué tienes aquí? (Le limpia una mejilla con la mano)

Andrés: Jajaja, mamá, que ya no tengo 7 años. (Avergonzado)

Cecilia: Para mi siempre van a ser unos niños. (Sonríe) Anda y ahora vete que tienes que salir de viaje en dos horas.

Andrés: ¡Me voy! Te quiero mamá. (Besando a su madre en la mejilla)

Cecilia: Y yo ti mi vida

Yesenia: ¿Oigan que yo estoy pintada en la pared o qué, eh? Jumm

Andrés: Jajaja, toma celosona, otro para ti también. (Besando a su hermana en la frente)

Yesenia: Eso está mejor… (Sonríe divertida)


AEROPUERTO DE SANTANDER

Silvia y su padre, don Eduardo acuden al área de llegadas del aeropuerto para recoger al pequeño Diego. Por su parte Jaime viene acompañado por dos policías y esposado. El niño llega de la mano de una de las azafatas de Iberia.



Diego: ¡Mami! (Corre a abrazarla)

Silvia: ¡Mi niño precioso! (Sonríe abrazándole)

Eduardo: ¿Qué tal Diego, cómo fue el viaje?

Diego: Bien abuelo, pero ya tenía ganas de volver a casa. Papá me dijo que…

En ese momento Jaime se acerca, escoltado por los dos agentes.

Jaime: Silvia… yo… (Arrepentido)

Silvia: No quiero hablar nada contigo, Jaime, esto lo vas a pagar… te lo aseguro.

Jaime: Por favor mi amor, perdóname, yo sólo quería que volvieras conmigo.

Silvia: ¿Y así te parece la mejor forma? ¿Llevándote a mi hijo a otro país? Eres un loco, Jaime, no estás bien.

Jaime: Yo les amo, ¿Por qué no quieres darme una oportunidad? ¿Por qué?

Silvia: Porque yo ya no te quiero. (Seria)

Policía: Venga, vamos… camine…

Ambos agentes se llevan a Jaime a comisaría. Mientras en el aeropuerto, entre la gente Silvia y su hijo se abrazan. Don Eduardo sonríe al verles felices y juntos de nuevo.


OVIEDO, ESPAÑA

En el hotel Príncipe de Asturias, Andrés se cambia de ropa tras asistir al congreso de arquitectura en compañía de Miranda. La joven trata de volver a seducirle con un sexy conjunto de lencería negra esta vez. Su novia le desabrocha la camisa y…



Andrés: No Miranda, ahora no….

Miranda: ¿Me estás rechazando? (Molesta)

Andrés: Creo que lo del otro día no debió pasar, lo siento, fue un calentón, nada más.

Miranda: ¡Pero bueno serás descarado! O sea que me usaste como si fuera una… ¡Eres un cerdo!

Andrés: No empieces que ya estoy harto, no debí hacer el amor contigo y menos después del show que me montaste en Santander.

Miranda: Esto es increíble… (Poniéndose una bata de seda)

Andrés: No voy a tener intimidad contigo, lo siento… (Se abotona la camisa de nuevo)

Miranda: Claro… cómo la otra seguro te da lo que te hace falta… ¿Qué crees que no lo sé?

Andrés: ¡Y dale con Silvia! Pero déjala ya en paz, que no tiene nada que ver con esto, ya está bien.

Miranda: Mira como la defiendes, escúchate cuando hablas como siempre sacas la cara por ella, por esa descarada.

Andrés: Voy a bajar al restaurante, es hora de comer…

Miranda: Baja tú sólo, no tengo hambre… No debí haber venido para esto.

Andrés: ¿Sabes qué? Haz lo que te dé la gana… (Se marcha cerrando la puerta tras de sí)

Miranda: ¡Desgraciado! ¡Imbécil! (Lanzando un cenicero contra la puerta con rabia)


SANTANDER, ESPAÑA
HOSPITAL MARQUÉS DE VALDECILLA

En el área de oncología, en su consulta, don Eduardo ve los resultados de los últimos análisis de doña Cecilia. El padre de Silvia mueve la cabeza, preocupado y con gesto de decepción…



Eduardo: Mal vamos, Cecilia, esto va muy mal…. (Mirando los papeles)

Mientras, en los pasillos, Silvia y su amiga Merche conversan, ambas con sus uniformes de enfermera.



Silvia: Voy a borrar el número de Andrés, tengo que evitarlo como sea. Esta mañana al encender el móvil tenía 10 llamadas perdidas suyas.

Merche: ¿10? Madre mía.

Silvia: Ay amiga, yo creo que esto se me ha ido de las manos, me da que Andrés está sintiendo algo más que amistad conmigo.

Merche: ¿Pues no dices que tiene novia y se iba a casar? ¿Entonces?

Silvia: Si pero… no sé, ayer en el bar estuve a nada de besarle pero él se retiró.

Merche: Eso es porque no quiere nada más contigo. Sólo ser tu amigo. Se ve que es un chico serio.

Silvia: Ya, pero la que quedó mal fui yo. Pensará que soy una lanzada… no sé. Ay que vergüenza por favor.

Merche: A ti no te preocupa eso Silvia, lo que de verdad te preocupa es que sea hijo de esa mujer que dices. Además nunca se demostró que ella provocara el accidente de tu madre.

Silvia: No, pero estoy segura que fue ella, la odiaba… Por eso tengo que olvidarme de Andrés como sea. Debo sacarlo de mi vida así me cueste llorar.

Merche: Silvia… (Preocupada) Creo que te estas enamorando de ese chico.


COMISARÍA DE POLICÍA

En una sala de la comisaría, Jaime y su amigo Luis hablan de lo ocurrido con el intento de secuestro de Diego. Ambos amigos, frente a frente, sentados a cada lado de una mesa.



Jaime: Me pueden caer 10 años mínimo.

Luis: Eres un inconsciente. ¿Cómo se te ocurre llevarte al niño a Londres? ¿Te volviste loco?

Jaime: No, sólo quería estar con mi hijo. ¿Es mucho pedir?

Luis: Pero debiste seguir con lo del juicio y la demanda legal, ahora lo echaste todo a perder.

Jaime: No voy a descansar hasta que Silvia regrese conmigo.

Luis: Ella no te va a perdonar nunca el haberla engañado con otra y mucho menos lo de ahora. Es mejor que intentes salir de aquí y luego ya veremos.

Jaime: Llama a mi abogado, necesito hablar con Jordi.

Luis: Está bien, ahora en cuanto salga de comisaría hablaré con él. Imagino tendrá que venir desde Barcelona.

Jaime: Jordi es el único que puede sacarme de esto y cuanto antes.


DÍAS DESPUES…

MANSIÓN SAN MARTÍN

En la cocina, Roberto y su novia Yesenia conversan.



Roberto: Tengo que irme, he quedado con unos colegas.

Yesenia: Está bien, nos vemos más tarde. (Se besan)

Roberto: Hasta luego…

Yesenia: No te olvides de ir a buscar mi coche al taller.

Roberto: No te preocupes, eso haré.


CASA DE DON EDUARDO

La exuberante Vanessa, acude a la mansión para hablar con su marido, bueno ya casi exmarido después de ser descubierta la aventura de la joven con Luis. En el salón, Vanessa habla con la criada.



Vanessa: ¿Dónde está el señor? Necesito hablar algo muy importante con él, es acerca de los papeles del divorcio.

Criada: Creo que a esta hora está en el invernadero, señorita, ya sabe lo que le gusta la jardinería. Debe estar plantando unos rosales para el verano, eso fue lo que me dijo que haría en la tarde.

Vanessa: Está bien, gracias Jimena.

La sensual Vanessa sale al jardín, caminando a paso firme, vestida de forma muy provocativa como es costumbre en ella. La joven entra al invernadero para hablar con Eduardo pensando que su marido está en el interior, al abrir la puerta, la pala que sujetaba la puerta enganchada al mecanismo del tejado se va al suelo. El techo del invernadero se desploma de golpe sobre Vanessa, los cristales caen como puñales sobre su cuerpo. La joven muere en el acto.




DEPARTAMENTO DE SILVIA

Silvia se encuentra planchando ropa en el salón mientras ve su telenovela favorita, “Canción de cuna”. Mientras, el vivaracho Diego juega con los playmobil en la mesa ajeno a la trama de la novela. En ese momento suena el timbre.



Diego: ¡Yo abroooo! (Sale corriendo)

Silvia: Está bien mi amor, pero antes pregunta quién es. No abras hasta que no vaya yo a ver.

Diego: Está bien, voyyy…

El niño contesta a la puerta…

Diego: ¿Quién es?

En ese momento, al otro lado, Andrés sonríe al conocer la voz del niño.



Andrés: ¿Tú eres Diego? Soy un amigo de tu mamá, me llamo Andrés. (Sonríe)

Diego: ¿Andrés? No le conozco, no puedo abrir… ¡Mamáaa!

Andrés: Dile a tu mamá que soy Andrés, que vine porque tengo que hablar con ella. ¿Se lo dirás? (Sonríe tierno)

Diego: Síiii, ahora vengo, no te vayas, eh.

Andrés: No, no me voy… (Conteniendo la risa) No te preocupes, Diego.


En el salón…

Diego: Mamá, mamá… hay un señor a la puerta.

Silvia: ¿Un señor? ¿Qué quiere? (Extrañada)

Diego: No sé, dice que quiere hablar contigo. Se llama… An… An… Antonio…

Silvia: ¿Antonio?

De lejos se oye la voz de Andrés, tras la puerta.

Andrés: ¡Silvia, soy yo, Andrés!

Silvia: ¡Andrés! ¿Pero que hace acá? (Avergonzada se acerca a la puerta y abre)

Andrés: ¡Hola! (Sonríe)

Diego: ¿Quién es éste? (Mirándole con recelo)

Silvia: ¿Pero Andrés que haces aquí, como supiste mi dirección?

Andrés: Bueno fue fácil… pregunté a tu padre en el hospital y… (Burlándose)

Silvia: Yo lo mato, te juro que lo mato…

Andrés: ¿Puedo… pasar? (Mirando el interior de la casa)

Silvia: Ya que estás acá, qué remedio.

Andrés: Qué grosera eres… (Burlándose, entra en la casa)

Diego: ¿Tú eres amigo de mamá?

Andrés: Así es, me llamo Andrés, Andrés San Martín. Y tú debes ser Diego ¿Verdad? Tu mamá no hace otra cosa si no hablar de ti. ¿Sabes? (Sonríe)

Diego: ¿En serio? (Sonríe)

Andrés: Claro, no veas las cosas buenas que me ha contado de ti, Diego esto, Diego lo otro, Diego aquello… Es un poco tímida tu mamá pero cuando se suelta… (Hablando en voz baja) Habla por los codos… es como las cacatúas…

Silvia: ¡Andrés! (Avergonzada, se le salta la risa)

Diego: Jajajajaja, sí, es verdad. Es un poco lorita parlanchina.

Andrés: Y tanto… ¿Sabes una cosa? El día que la conocí se le cayó el zumo que iba a tomar encima de mí. ¿Te lo puedes creer?

Diego: Es muy patosa… no hagas caso…

Andrés: Jajajjajajaja, muy patosa, tienes razón. (Le guiña un ojo a Silvia)

Silvia: Jajajaja, eh ¡Que estoy delante! (Avergonzada)

Diego: Mamá, no me habías dicho que tú amigo era tan simpático. (Sonríe contento) Oye Antonio…

Andrés: Andrés.

Diego: ¡Eso! ¿Andrés, quieres jugar conmigo? Anda di que si por fa, por fa, por fa…

Andrés: Me encantaría claro que si… (Sonríe)

Silvia: Diego, mi vida, por favor déjame a solas con Andrés ¿Sí? Tenemos que hablar asuntos de mayores. Ve a tu cuarto un rato.

Diego: Vale… está bien, aguafiestas que eres… jummm (Enojado)

Andrés: No te enfades, es que las niñas son muy aburridas, ya sabes… (Burlándose)

Diego: Sí, por eso prefiero jugar con niños, ¿Quieres ser mi amigo?

Andrés: ¡Claro! Mira, hagamos una cosa, si quieres un día quedamos los tres, tú mamá, tú y yo al parque. ¿Te parece?

Diego: Eso sería super guay. (Sonríe) ¿Sabes jugar al futbol?

Andrés: ¿Qué si sé? A mi lado Messi es un aficionado… (Se burla)

Diego: Anda, fantasma jajajaja.

Andrés: Jajajaja. (Le acaricia el cabello) Venga, a jugar.

En el momento en que Silvia y Andrés se quedan solos en el salón…

Silvia: Tienes un don con los niños… (Sonríe) No pensé que hicieras tan buenas migas con Diego.

Andrés: Bueno… siempre he querido tener hijos y… tengo que reconocerlo me gustan los niños. Quiero tener tres o cuatro.

Silvia: ¿Tantos? Pobrecita de tu novia… madre mía.

Andrés: ¡Que es broma, tonta! Jajajaja.

Silvia: Menos mal… (Respira aliviada) Yo con Diego es uno sólo y no puedo con él, imagínate con 4, me volvería loca.

Andrés: ¿Más todavía? (Se burla)

Silvia: ¡Ay ya, bobo! (Le pega en el pecho con cariño)

Andrés: Bueno, ya me pongo serio. Vine porque quería hablar contigo.

Silvia: ¿Qué pasa Andrés? ¿Tu mamá… está bien? (Pensando en Irene, no en Cecilia)

Andrés: Bueno ahí vamos, tengo que hablar con tu padre y ver como van las cosas. A ver como están los marcadores tumorales, etc.

Silvia: Ojala salga bien… Por cierto, nunca me dijiste como se llama tu mamá.

Andrés: Cecilia, se llama Cecilia. ¿Por? ¿Oye a todo esto hace unos días fuiste a mi casa?

Silvia: Sí, fui porque…

Andrés: Te marchaste sin despedirte de mi hermana. ¿Ocurrió algo que deba saber?

Silvia: No, es que… es que… cómo te lo digo. Vi una foto de ti con Miranda y con…

Andrés: Con mi suegra.

Silvia: ¿Tu suegra?

Andrés: Sí, mi suegra, Irene Garmendia es la madre de Miranda.

Silvia: ¿Quéee? Esa… esa mujer es la madre de… (Pensando: ¡No puede ser, Miranda es mi hermana!)

Andrés: ¿Te encuentras bien? Cambiaste la cara. ¿Qué pasó?

Silvia: Nada, olvídalo… no pasa nada… El caso que fui a tu casa porque quería darle una fiesta de cumpleaños a Diego, cumple dentro de tres días y bueno yo pensé que tú me podrías ayudar.

El chico se le acerca lentamente…

Andrés: Claro, eso está hecho, cuenta conmigo. No te preocupes. Mi hermana Yesenia trabaja en una guardería y conoce un payaso que hace shows para niños. Si quieres puedo hablar con ella.

Silvia: ¿En serio? Estaría genial, lo malo que no sé donde organizarla.

Andrés: ¿Te parece bien en mi casa? El jardín es amplio y…

Silvia: Ay no, que pena contigo, eso es demasiado. ¿Qué dirían tu madre y tu hermana?

Andrés: No te preocupes, seguro les encantará también. Ya lo verás.

Silvia: Andrés… ¿Por qué eres tan bueno conmigo? ¿Por qué haces todo esto?

Andrés: Por que… (Mirándola a los ojos, a los labios)

Silvia: Andrés… (Avergonzada)

En ese momento, el chico se le acerca más aún y trata de besarla, ella se estremece, avergonzada y tímida al sentirle tan cerca. Andrés la toma de la cintura, vacila unos segundos pero finalmente se atreve a darle un tierno beso en los labios. Silvia se ruboriza pero se deja llevar. Ambos se besan en el salón de la casa, Andrés se adueña de su boca, con besos cada vez más intensos y prolongados. Silvia responde, comiéndole la boca sin descanso… Escuchamos música.

María José – Cuando se ama

Porque cuando se ama de verdad, no importa la distancia, edad o la clase social
Lo único importante es besarse con sinceridad, contigo es tan fácil la fidelidad
Yo a ti te amo de verdad, lo que digan los demás no importa nada
Recuerda que en el corazón como en nuestra habitación, solamente el amor manda


CONTINUARÁ…


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